Por qué es un error hablar de la “escala de Richter” en los terremotos

Vista de los daños ocasionados en Marrakech por el terremoto en Marruecos.
Vista de los daños ocasionados en Marrakech por el terremoto en Marruecos.
EFE
Vista de los daños ocasionados en Marrakech por el terremoto en Marruecos.

Ha sido, y todavía es, una muletilla clásica en las informaciones periodísticas sobre terremotos: “un seísmo de siete grados en la escala de Richter…”. Y es difícil saber por qué incluso hoy muchos periodistas siguen tirando de este recurso erróneo cuando la información original en la que se basan no suele mencionar para nada a ningún Richter; cuando muy probablemente ni el propio periodista ni quienes reciben su información saben qué es la escala de Richter, cómo funciona ni en qué se diferencia de otras escalas que, de hecho, tampoco conocen.

En los casos en que pueda existir una confusión entre distintas escalas, como grados Celsius o Fahrenheit (por ejemplo, en zonas de América), metros o pies (por ejemplo, en aviación), es necesario aclarar qué sistema de medida se está utilizando, ya que hay una gran diferencia entre cien grados centígrados o Fahrenheit. Pero cuando un periodista se saca de la manga la escala de Richter, ¿lo dice para dejar claro que se trata de esta y no de… cuál otra?

Lo cierto es que informar sobre un terremoto mencionando la escala de Richter es un error, ya que hace casi medio siglo que los sismólogos desterraron este método de medición de terremotos. El modo correcto de hablar de la fuerza de un seísmo es “un terremoto de magnitud X”.

Antes de Richter, los terremotos se medían por escalas de intensidad como la de Mercalli, que se basaba en cómo se sentía el seísmo o en los daños observables que provocaba. Las escalas de intensidad, que aún se emplean, son completas y cerradas, y se dividen en grados, desde el temblor que hace ondas en el café hasta el horripilantemente apocalíptico.

Una escala sin "grados"

En 1935 Charles Francis Richter desarrolló su famosa escala como método para medir los terremotos basándose en su fuerza intrínseca, en el temblor de la tierra como medida de la energía liberada, de modo parecido a cómo la magnitud de una estrella representa la luz que emite. Lo que hizo Richter fue aplicar una fórmula que calcula la magnitud del seísmo por la amplitud de las ondas. La escala es logarítmica, es decir, que un terremoto de magnitud 6 es 10 veces más potente que otro de 5 (no es exactamente así; esto se refiere a la amplitud de las ondas, pero la energía liberada se multiplica por 32 con cada unidad de magnitud).

Esto implica que, siendo puristas, es un error hablar de "grados" en la escala de Richter, como no tiene sentido decir que un lugar dista 35 grados de otro en la escala de los kilómetros. El número obtenido por la fórmula de Richter es una representación de la energía liberada, aunque lo correcto es hablar solo de unidades de magnitud.

Pero ocurrió que Richter basó su fórmula en unas condiciones concretas, las del sur de California: con la configuración del terreno de allí y los instrumentos utilizados a un rango concreto de distancias de los epicentros de los seísmos. La escala de Richter era muy buena para medir la fuerza relativa de unos terremotos con respecto a otros, siempre que ocurriesen en California. Pero los sismólogos querían una escala absoluta universal y la de Richter no era del todo precisa cuando se sacaba de su contexto californiano, sobre todo a altas magnitudes.

Así, se acabó llegando a la escala de magnitud de momento (en física, un momento relaciona distancia con fuerza u otra magnitud), como una generalización de la idea de Richter aplicable a cualquier seísmo en cualquier lugar del mundo, medido con cualquier clase de instrumento incluso a miles de kilómetros de distancia. En los años 80 la magnitud de momento reemplazó a las versiones locales de la escala de Richter como método para medir los terremotos, y es la utilizada hoy.

Incluso medio siglo después de que la escala de Richter dejara de ser un concepto utilizado por los científicos, todavía hay sismólogos que la mencionan; bien por costumbre o, más probablemente, para evitar tener que explicar todo lo anterior al periodista que pregunta. Pero si hemos de ser rigurosos, habría que guardar para siempre al bueno de Richter en el baúl de los recuerdos y hablar solo de terremotos de magnitud X en la escala de magnitud de momento. En el fondo, y como decía un viejo director de periódico, para el público solo hay dos clases de terremotos: los que causan muertos, que van en portada, y los que no, a la sección de ciencia. 

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