Irene Vallejo publica un título sobre el poder del cambio: "A mí los libros me ayudaron a superar el acoso que sufrí de pequeña"

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Irene Vallejo se enfrenta a un nuevo reto literario.
Irene Vallejo se enfrenta a un nuevo reto literario, de manos de un clásico, Ovidio.
Toni Galan
Irene Vallejo se enfrenta a un nuevo reto literario.

En el vestíbulo de la editorial Siruela, un señorial piso del centro de Madrid, cuelgan retratos de inmortales como Domingo Villar, muerto prematuramente el pasado año, y Jostein Gaarder, el noruego que nos enseñó filosofía con El mundo de Sofía. También hay una hermosa foto de Carmen Martín Gaite y junto a ella, otra de Irene Vallejo. Las sabias arrugas junto a la mirada despierta de una autora de 44 años que se inventó un género. Por eso está allí, junto a "nuestra Carmiña", como la llama ella, por una idea descomunal que iluminó el mundo editorial en 2019 y que, un millón de ejemplares después, sigue ondeando como bandera: El infinito en un junco. Pero, aunque no lo parezca, hay vida detrás de este título. Su autora, una mente incansable en explicar que necesitamos a los clásicos como al agua, acaba de publicar La leyenda de las mareas mansas, con hermosísimas ilustraciones de Lina Vila. Basado en las Metamorfosis, de Ovidio, este libro habla de la capacidad de los seres humanos para transformarse. Vallejo firma también en este otoño provechoso la versión gráfica de El infinito en un junco (Debate), un cómic a lo grande con dibujos de Tyto Alba.

¿Cómo se pasa de una definición tan sesuda de un libro de Ovidio a una versión tan idílica?Yo definiría las Metamorfosis como un tapiz de historias, como las mil y una noches romanas, donde te encuentras con personajes e historias engarzados unos con otros. Lo que representa es un universo abigarrado de leyendas y mitos. La mayoría de los personajes son legendarios. El único nexo que une todas esas historias en que en cada una de ellas hay una transformación, una metamorfosis. Eso hace el libro muy contemporáneo, dejando de lado la dificultad de los hexámetros, del lenguaje poético, de toda la cultura clásica. Por eso, es importante recuperar la historia fuera del corsé, de la forma métrica y de toda la cultura mitológica que a lo mejor no tienen algunos lectores. Pero quedarnos con esa clave: es una historia sobre la transformación en un mundo como el nuestro cambiante que nos provoca desasosiego e incertidumbre. Creo que es un gran tema cómo nos enfrentamos al cambio. Ovidio lo incorpora a la vida cotidiana, como un elemento de los ciclos en los que fluye la existencia. Mira el cambio de lo que hay alrededor, pero también nuestro propio cambiar como algo natural, que no hay que mirar con miedo. Eso aporta algo, la aceptación del cambio como parte esencial de la vida. 

¿Ha tenido que escribir un cuento para que los adultos, intelectualmente inmaduros ante los clásicos, lo entendamos?Es un libro también para niños y jóvenes, pero no exclusivamente ni necesariamente. Durante una época de mi vida estuve haciendo muchos encuentros en colegios e institutos con niños de muy distintas edades y compartiendo con ellos mitos y leyendas de la antigüedad, con la ilustradora de este libro, Lina Vila. Primero les contaba un mito antiguo y luego ellos lo ilustraban. Lina tenía un problema y es que si a un niño le dices "dibuja algo", el niño se queda en blanco. Entonces pensamos que si yo les contaba primero la historia, estábamos jugando a que el libro lo hacían ellos y además tenían en la mente una serie de imágenes que podían plasmar. Toda esa experiencia me ha ayudado a entender que lo que muchas veces pensamos los adultos, que va a ser más difícil, no lo es. 

¿Son los niños son más permeables a lo clásico de lo que pensamos?Los niños reaccionan muy bien a la mitología antigua, porque en el fondo, las películas de superhéroes están basadas en los héroes de la antigüedad. La mayoría de la literatura infantil y juvenil se inspira en los clásicos: El Señor de los anillos tiene una perspectiva totalmente histórica, hasta el origen del anillo está basado en Platón. Por no hablar de Harry Potter; su autora, J.K. Rowling es una filóloga clásica y muchas criaturas fantásticas que aparecen están basadas en bestiarios medievales. El corredor del laberinto, Percy Jackson, todas esas sagas y los videojuegos. Es un lenguaje que les resulta muy sencillo. Al final, lo que caracteriza al mito es que despliega la historia en sus elementos esenciales: las pasiones, los miedos, el deseo, la aventura, el peligro... En las películas que tienen más éxito en Hollywood, los guionistas tienen manuales de mitología comparada sobre la mesa. Es importante que no se encuentren por primera vez en el colegio con una parte de la cultura que se les quiere exponer. Yo me enamoré de La Odisea porque me la contaba mi padre y por supuesto, no sabía que era un clásico ni el impacto que había tenido a lo largo de las generaciones. Así es como yo intento transmitir los clásicos, eliminando esa especie de armadura que los rodea.

A mi hijo le leo cuentos e intento que participe y me exprese sus opiniones libremente

Precisamente, leyendo su libro, en algún momento me ha parecido una versión 'elevada' de Peter Pan.Ahora que lo dices, Peter Pan es uno de los cuentos que me leyó mi madre cuando era niña. Y sí, de alguna manera, el conflicto de los dos mundos entre la infancia y la edad adulta, la idea del viaje, podría ser el equivalente del país de Nunca Jamás. Hay elementos compartidos de esa vida en el umbral que tiene mucho que ver con la adolescencia, cuando empiezas a intuir la realidad dura de la vida, pero te resistes a aceptarla y te refugias en mundos ficticios y oníricos. Es posible también que Barrie tuviera en cuenta los mitos antiguos para escribir Peter Pan.

Portada de La Leyenda de las mareas mansas, editorial Siruela.
Portada de 'La Leyenda de las mareas mansas', editorial Siruela.
Siruela

¿Toda la literatura debe tener un objetivo, un mensaje?Eso me interesa mucho. Yo veo que hay libros que le leo a mi hijo de 9 años que son demasiado explícitos. Tienen que tener una moraleja, una enseñanza... parece que los padres exigimos libros determinados. Ya la gente va a las librerías como quien va a la farmacia: quiero un libro sobre los abuelos, uno para empezar el colegio, uno para dejar los pañales... Como si hubiera un recetario. A mí me gusta que la literatura sea más ambigua y que cada niño lo adapte a su propia experiencia. Y en particular, el motivo de recuperar La leyenda de las mareas mansas (apareció por primera vez en 2015 en una editorial pequeña) es la pandemia. Ha puesto a muchos niños y jóvenes en contacto con la muerte. Además, en unas condiciones muy duras porque prácticamente no hubo despedida. Ya no volvieron a ver con vida a padres, abuelos... Eso es una situación muy dura. Hay un duelo que tenemos que elaborar ahora, verbalizar y quizás es difícil hacerlo directamente. Pero a través de la ficción, de los personajes... es más sencillo entrar de una manera más natural y espontánea. Hay que hablar de lo que hemos sentido. Lo que a mí me interesaba de esta historia es que trata la muerte, pero también el reencuentro de una manera bastante luminosa, pero se preocupa por qué pasa después, cómo lo elaboramos, cómo lo construimos, cómo atravesamos ese periodo de desamparo y cómo nos reconciliamos con la vida. 

Su hijo Pedro, de 9 años, ¿es un buen filtro para saber cómo transmitir conocimientos profundos para que calen?Contarle cuentos todas las noches a mi hijo es para mí un experimento literario. Yo aprendo mucho de las conversaciones que tenemos. No solo cuentas la historia, sino que la comentas. Y yo intento que participe y me exprese sus opiniones libremente. Si comprende o no los personajes, cómo actúan... Que se sienta libre también para criticar.  Yo le pregunto "¿qué habrías hecho tú, cómo lo habrías terminado?". Es una forma de estimularles. Yo escribo todos mis cuentos con la idea de que alguien los lea en voz alta a niños o a adultos. Los niños no tienen el monopolio de que les lean cuentos, también nos gusta a los adultos. Me interesa cómo cada uno personaliza las lecturas dependiendo de lo que sentimos en cada momento, y cómo nos las apropiamos. Y en un momento dado dejamos de hablar del cuento y empezamos a hablar de nosotros mismos.

El patio del colegio es muy pequeño y los libros de aventuras te dan una dimensión más grande del mundo

Sabemos qué aportaron los clásicos a Irene Vallejo, pero, ¿qué ha aportado Irene Vallejo a los clásicos?Es una perspectiva muy bonita esta que planteas. Quienes amamos los libros sentimos una enorme gratitud hacia los autores que nos han hecho disfrutar tanto. Y uno de mis objetivos es conseguir nuevos lectores para los libros que han sido tan importantes para mí. Eso es una especie de proselitismo de caza del lector. La única manera de devolverles algo es mantenerlo vivos y en boca de otras personas. Y esa dimensión siempre está ahí, por la gratitud. Como los libros que en algún momento de tu vida te hacen compañía. Por ejemplo, en el momento más duro de mi vida, que fue cuando sufrí acoso escolar, Robert Louis Stevenson, al que leía apasionadamente, Jack London... eran autores que me permitían reencontrarme de alguna manera. El patio del colegio es muy pequeño, y los libros de aventuras te dan una dimensión más grande del mundo, con la esperanza de que tú vas a poder ir a otros lugares donde encajes o donde te sientas más realizado. Acabo de estar en el festival internacional de literatura de Edimburgo y fui a una casa de escritores, donde estaban los objetos personales de Stevenson y fotos de la casa donde empezó La isla del tesoro. Y te das cuenta de que lo vives como si se tratara de una persona conocida o de un familiar, no te son ajenos. Los has incorporado a tu vida teniendo en cuenta que ya estaban muertos cuando los leíste por primera vez. Pero aun así, tú estás intentando que otros los amen tanto como tú.

Irene Vallejo en el Palacio de la Alfajería en Zaragoza.
Irene Vallejo en el Palacio de la Alfajería en Zaragoza.
James Rajotte

¿Cómo contribuyen los libros a frenar el acoso escolar, ahora que comienza un curso y ese fantasma se cierne sobre las aulas?Los libros tienen la posibilidad de convertirse en herramientas, no en el sentido de que te den una lista de consejos. Cuando yo sufrí acoso, tenía unos 8 años, y lo notas porque tiene su parte de agresión, pero lo que sientes es que el grupo te ha dejado de lado, hay una solidaridad de los demás que no te incluye, no te protege, no te considera. Y entonces te sientes raro, diferente. Lo he visto en mí pero, luego lo vi en otros niños que llegaron después al colegio. Cualquier motivo puede ser el detonante siempre que muestres una diferencia clara. A mí me acusaron de empollona, pero puede ser por lo contrario, porque vengas de fuera, o por rasgos físicos marcados o porque eres muy guapa. Lo que destaca y lo que te aísla de los demás. Cualquier cosa que te ponga en los márgenes. Es terrible porque a esa edad no tienes las herramientas para explicarte de dónde viene esa singularidad y es muy fácil caer en la tentación de renunciar a quien eres, para ser como los demás, para que te admitan. Y allí es donde los libros juegan un gran papel. Yo recuerdo haber leído entonces La historia interminable, de Michael Ende. Los libros te dicen que no eres tú solo, que le ha pasado a mucha gente y que, en definitiva, la literatura habla de niños perseguidos o que están en peligro y te ayudan a representarte tu propia historia. No a través de las humillaciones de los demás, sino por convertirte en héroe sometido a peligros, rituales, pruebas, que te llevarán a convertirte en la persona que te ayudarán a ser. Casi todos los relatos son de niños abandonados o en peligro, Moisés, Harry Potter, Rómulo y Remo... Esa rareza con la que te están atacando, en los libros, se convierte en algo precioso, en algo que no tienes que destruir. Creo que eso, los libros, me salvó de intentar convertirme en otra persona que no era.

La memoria es frágil y benevolente con nosotros mismos. Es probable que la memoria te absuelva

Ahora que es usted célebre por una causa tan importante como son los libros, ¿se ha encontrado alguna vez cara a cara con sus agresores?Con los líderes intelectuales, por decirlo de algún modo, no. Sí me he encontrado con personas que no intervinieron, no tomaron mi defensa, no le dieron importancia. Actuaron con indiferencia, pero al final son estos los que deciden. Los agresores suelen ser uno, dos. Los jefes del grupo, alguno un poco más bruto o violento. En general, se trata el problema en función de quien lo sufre, pero quién lo hace está también lanzando el mensaje. Hay un problema que se está manifestando en forma de agresividad, posiblemente hay un conflicto, un dolor, una experiencia no bien asimilada. Si el grupo se pone en contra de los agresores, les cierra el camino. Ese abstenerse de actuar, es permitirlo, consentirlo. Con algunos de mis compañeros sí me he encontrado. Si te revelas, lo denuncias, o dices a quien lo hace se acabó, rompes esa situación de aislamiento en que está el acosado. Esas personas no se acordaban, decían que me gastaban bromas... La memoria es frágil y benevolente con nosotros mismos. Cuenta la verdad que más te conviene a ti mismo cuando te conviene, cuando te quieres reconciliar con el pasado. Es probable que la memoria te absuelva

Luego, ¿su experiencia ha servido para animar a otros a que no se dejen intimidar por situaciones así?En colegios e institutos he ido a hablar de este tema porque es importante que te lo cuente alguien en primera persona. Lo que le digo es eso, que se puede superar la experiencia, y que te puede ayudar a ser una mejor persona, a entender mejor y ponerte de parte de los que sufren. La diana son personas sensibles, los que acosan saben intuitivamente a quién les va a doler más. Y a veces ese temperamento vulnerable, sensible, cuando eres adolescente te parece una maldición. Pero luego en la vida les va a ayudar. Si eres sensible y creativo puedes hacer muchas cosas valiosas en la vida. También te convierte en alguien más empático, que tiene la capacidad de transformar, de pensar en una manera diferente, de aportar lo que otras personas no aportan... que ese rasgo lo aprecien porque te puede convertir en una persona muy especial.

¿Cómo ha trabajado con Lina Vila, la ilustradora de 'La leyenda de las mareas mansas'?Lina y yo realmente trabajamos a la par. No es que yo le diera el texto terminado y ella lo ilustrase... Yo hice una primera versión para que conociera la historia. Después, lo que ella elegía ilustrar tenía también su impacto. Al tener en cuenta el poder de sus imágenes, yo sabía que no tenía que hacer unas descripciones tan pormenorizadas sino que podía dejar la fuerza en las imágenes en la ilustración y seleccionar emociones y detalles que me parecían más significativos. Ademas, las dos estábamos pasando un momento de duelo reciente y me sentí muy acompañada a través del libro, compartir esto en la misma fase y ayudarnos juntas a superarlo y canalizarlo hacia la creación, que es una forma de cicatrizar el dolor. Lo disfrutamos mucho, además Lina trabajaba con grandes formatos que luego se escanearon y se redujeron. Ella hizo una exposición en el museo Pablo Serrano de Zaragoza. Era impresionante cuando veía las acuarelas. Hacía muchas versiones de la misma y había que ir eligiendo. Fue un trabajo muy orgánico, somos grandes amigas. Eligió la acuarela que es muy difícil, porque dijo como es un cuento tan marítimo, vamos a dibujar con el agua. Y luego decíamos las Metamorfosis consisten en lo cambiante y la acuarela significa jugar con una mancha de agua que es impredecible, azarosa. Eso tenía que ver con las nubes, con el mar... Fui testigo del proceso creativo de una pintora que era algo que no conocía.

'El infinito en un junco' en cómic es tan visual y expresivo que lo que había que contar está en el dibujo

También es un trabajo de manualidad fina la versión gráfica de 'El infinito en un junco'En el caso de Tyto Alba y la versión gráfica El infinito en un junco, ha sido diferente.​ Yo le dije siéntete muy libre, elige los pasajes que te interesen más, no te sientas obligado a ser fiel... Lo que sí le pedí que respetara es que hay muchos registros, distintas personas, el mismo concepto de ensayo en constante experimento. La mayoría de los cómics son ficción. Hay menos tradición en la no ficción. Hemos trabajado siendo muy conscientes de cómo llevarlo a otro lenguaje. A ese ritmo, a ese imaginario, cómo hacer visible todo lo que aparece en el libro: Roma, la biblioteca de Alejandría, el faro... Sus dibujos son tan visuales y expresivos que gran parte de lo que había que contar está ya en el dibujo.
​Gran parte está basada en nosotros, en mi familia, se ha documentado mucho. En el parque, en casa... mi hijo está entusiasmado, cree que es como Astérix.

Cubierta de 'El infinito en un junco', edición gráfica publicada por Debate.
Cubierta de 'El infinito en un junco', edición gráfica publicada por Debate.
Cubierta de 'El infinito en un junco', edición gráfica publicada por Debate.

Y del cómic a otra cosa. ¿Puede ser que Irene Vallejo pase, ella o su obra a la televisión?Han contactado con nosotros alguna productora. Decidimos esperar a que se publicara en el mundo anglosajón, porque El Infinito... necesita un presupuesto caro, necesita medios. Nuestro objetivo es que si llega a fraguar el producto sea una producción internacional. Estamos esperando a incorporar las traducciones internacionales para ver si podemos integrar sellos como la BBC. Intentar juntas varias productoras. Eso es lo que mejor funciona realmente ahora. Nos lo estamos tomando con calma.

'El infinito...' lleva 50 ediciones ediciones y está traducido, incluso, en ucraniano. El fenómeno no amaina.El contrato con Ucrania estaba firmando antes de que estallara la guerra y yo pensé que el libro no vería la luz, pero sorprendentemente, nos escribieron los editores para decir que ahora es más importante que nunca. Para ellos, era muy simbólico y dijeron: "No queremos que desaparezcan las editoriales, la cultura, ayudadnos a mantener esto en pie y en vivo".

Un éxito así ¿cambia al autor solo para bien o también para mal?Totalmente, me ha cambiado la vida radicalmente. Intento no imponerme ese tipo de presión, porque la literatura es experimentar y crear a veces te obliga a hacer cosas que a lo mejor no salen bien, pero las tienes que intentar. Si te pones totalmente solemne vas a escribir cosas a las que quizás les falte vida. Y un poco de flexibilidad. Pero estos cuatro años, me han dado la enorme oportunidad de poder viajar a los países donde se ha ido publicando, participar en ferias del libro, encuentros, conocer a escritores, editores... pero eso me ha obligado a mí a aprender mucho, muy rápido, mejorar los idiomas... Ha sido la responsabilidad de sentir que representas a la literatura española fuera, sin querer ser pretenciosa, pero cuando sales al exterior eres el rostro de lo que otros perciben como literatura española. Eso sí que es una responsabilidad, y luego no defraudar a los lectores, que vienen tan ilusionados. Ha habido gente que viene de otras ciudades, que espera horas, que hacer largas colas. ¿Qué les das para que todo eso les compense? Como la pandemia ha creado situaciones tan difíciles, preciosas y también tristes... Emocionalmente, esas firmas son un desgaste enorme.

Es hermoso recibir premios, aunque yo pienso que hay muchísima gente que los merece en mi lugar

Cuando no relee a los clásicos, ¿qué lee la filóloga Vallejo?Leo mucha literatura contemporánea y de hecho, la recomiendo en redes porque yo tengo una especie de proyecto de apoyar a las lenguas hermanas. Nuestro mundo editorial está muy volcado en el inglés y en el mundo anglosajón. Nosotros mismos traducimos poco y leemos poco a los latinoamericanos. Estoy muy atenta a lo que se publica y a decir que somos ese sur que siempre ocupa una posición subalterna, vamos a apoyarnos mutuamente. Brasileños, uruguayos, mexicanos, argentinos... y recomendar esos títulos en las redes. 

Usted que tiene tantos... ¿qué significan los premio?Para mí los premios son importantes por la confianza que esas personas que me los dan colocan en mí. En otros países donde es muy difícil abrirse donde te traduce, haber recibido un premio como el de la Biblioteca Nacional de China fue muy emocionante. O premios en Sudamérica, que ayudan a que se preste atención a tu libro en medio de la avalancha de medios que lo inundan todo. Los premios a veces vienen de los compañeros, escritores, críticos, periodistas... Es hermoso recibirlo y yo siempre pienso que hay muchísima gente que se lo merecía en mi lugar.

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