Drácula lloraba sangre: así lo desvela el estudio de tres cartas escritas por Vlad Tepes

Gary Oldman como Drácula en la película de Francis Ford Coppola de 1992.
Gary Oldman como Drácula en la película de Francis Ford Coppola de 1992.
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Gary Oldman como Drácula en la película de Francis Ford Coppola de 1992.

La leyenda de Vlad Tepes, popularmente asociado a la figura de Drácula, el vampiro más famoso de todos los tiempos, sigue creando misterios. Un nuevo estudio científico ha hallado lágrimas de sangre en tres cartas escritas por el famoso Empalador. En el informe, publicado en Analytical Chemistry, los investigadores analizaron químicamente tres misivas escritas durante sus tres reinados en la región ruaman de Valaquia. Concretamente, las cartas tenían restos de plasma provenientes de los glóbulos oculares de dicho emperador.

Los investigadores usaron la revolucionaria técnica de la espectrometría de masas con la que se aplicó etilvinilacetato, un polímero que sirve para recoger muestras de proteínas y biomoléculas alojadas en la superficie de estos materiales sin llegar a dañarlos. Este proceso reveló residuos que contenían 500 péptidos (cadenas cortas de aminoácidos), cien de los cuales eran de origen humano. Los autores supusieron que estos péptidos provenían del cuerpo de Vlad, en lugar de otras posibles personas que pudieron haber manipulado las cartas, como informa Live Science.

Así, los investigadores asociaron los péptidos a las ciliopatías, un grupo de enfermedades genéticas implicadas en la formación de los llamados cilios, estructuras que pueden moverse y permiten el desplazamiento de diversos fluidos y partículas. La disfunción de los cilios provoca un número variado de trastornos, como el Síndrome de Joubert, el síndrome de Meckel, el síndrome de Bardet-Biedl o la enfermedad poliquística renal, entre otras patologías. Por otro lado, los investigadores también descubrieron que Tepes pudo haber tenido una infección en las vías respiratorias que le llevaba a escupir sangre.

No obstante, el hallazgo más importante fue una carta escrita en el año 1457 que contenía tres péptidos de proteínas localizadas en la retina y las lágrimas, por lo que llegaron a la conclusión de que el famoso emperador podría haber padecido hemolacria, un trastorno que provoca la mezcla de plasma en el líquido de los conductos lagrimales, resultando en lágrimas teñidas de sangre.

Aunque la causa exacta de esta condición no está clara, los científicos plantean la posibilidad de que esté relacionada con bacterias asociadas a la peste, una lesión ocular, conjuntivitis bacteriana o incluso la presencia de moscas de la fruta. "A nuestro entender, es la primera vez que se lleva a cabo una investigación de este tipo y ha contribuido a sacar a la luz el estado de salud de Vlad Drácula el Empalador", escriben los autores en el estudio, que además añaden que "no se puede negar que más personas medievales pueden haber tocado estos documentos, pero también es presumible que las proteínas antiguas más destacadas deban estar relacionadas con el príncipe Vlad el Empalador, que escribió y firmó estas cartas".

El mito

El mito de que Vlad III y el Drácula de la famosa novela de Bram Stoker eran la misma persona fue desarrollado y popularizado por los historiadores Radu Florescu y Raymond T. McNally en su libro En busca de Drácula (The New York Graphic Society, 1972), pero según diferentes expertos, los dos personajes no tienen mucho en común. Aunque Tepes no fue menos temible que el universal vampiro. 

Este Príncipe de Valaquia, en la región de los Cárpatos, reinó con terror sobre su territorio en el siglo XV. Vlad el Empalador fue un líder militar brutal y sádico, famoso por torturar a sus enemigos. Las leyendas locales dicen que empaló a muchos otomanos y a mucha gente sospechosa de conspirar contra él. Según algunas estimaciones, fue responsable de la muerte de más de 80.000 personas a lo largo de su vida, un gran porcentaje de ellas por empalamiento.

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