Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

La ciencia es Cenicienta

Cenicienta trabaja duro.
Cenicienta trabaja duro.
Pexels
Cenicienta trabaja duro.

Durante el primer cuarto del siglo XXI la ciencia ha sido arrinconada, se ha quedado metida en la cocina, en la trastienda, en el cuarto de los ratones. La política lo quiere todo, ocupa la mayor parte del espacio y convierte lo científico, empírico, discutible y quizá demostrable en un dogma que hay que abrazar para estar en la trinchera. La política ha creado herramientas precisas para dejar fuera del sistema a quien no abraza sus creencias que, por cierto, suelen tener fecha de caducidad.

Parece que la ciencia asume su papel de Cenicienta en lo que va de siglo. Traga con todo lo que le dice su madrastra, que es, evidentemente, la política, y deja que las hermanastras, que son la prensa y el poder económico, le mangoneen y abusen de ella. La ciencia sabe en el fondo de su corazón que el príncipe ha organizado un baile y que ella podría estar allí y mostrar la belleza que posee la verdad para cambiarlo todo, pero parece que se ha resignado a vivir en la oscuridad durante mucho tiempo.

Traga con todo lo que le dice su madrastra, que es, evidentemente, la política, y deja que las hermanastras, que son la prensa y el poder económico, le mangoneen y abusen de ella.

Los bailes van pasando en la corte y Cenicienta no aparece. Se le está pasando el arroz. Mientras, las hermanastras, feas, turbias, vendidas, mentirosas, pesimistas y con un olor a perfume barato, seducen a todo el mundo y afirman que la belleza que reside en la verdad es un cuento. La ciencia debe explicar el método científico. Se está olvidando. Se está prostituyendo para que otros consigan sus fines.

La comunidad científica, la que habla con pacientes, la que mira a diario el microscopio, la que tiene datos y visión de conjunto para opinar, debe dar un paso adelante, separarse de la política y actuar. Falta comunicación, falta valentía, sobra miedo y sobran los científicos colocados en puestos directivos que trabajan como auténticos comisarios políticos. De este modo, la política, con la ayuda de la sociología y la psicología barata, decide cómo se actúa ante una pandemia, qué es el género y cuántos géneros hay, qué pasa con el clima, qué pasa con las nuevas formas de energía y tantas otras decisiones que marcan nuestras vidas.

Los científicos saben que en la mayor parte de estos casos el método científico está muy lejos de aplicarse con rigor, pero tienen miedo de que los llamen negacionistas, ultras o cualquier otra estupidez y de que les quiten la subvención. Cenicienta siempre puede estar peor, la pueden echar a la calle a ganarse la vida sin un techo. Quizá Cenicienta tenga recursos para empezar una nueva vida a la intemperie y reescribir un cuento que ya se ha repetido demasiado. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento