A estas alturas toca cambiar, siquiera sea por unos días, elecciones por vacaciones. Sánchez ha dado descanso a sus ministros, no habrá nuevo Consejo hasta finales de agosto, si bien antes hay una fecha marcada en rojo en el calendario para todos, el próximo día 17, en el que se constituirán las Cortes y habrá que elegir al Presidente y a los miembros de la Mesa del Congreso.

Y aquí entran en juego las alianzas y los acuerdos que tan imprescindibles resultan a la vista del complicado panorama que han dejado las elecciones del domingo que no permiten despejar de momento la cuestión fundamental: ¿Quién va a gobernar España? ¿En compañía de quién? ¿A cambio de qué?

Tenemos un indiscutible ganador en votos y escaños, Alberto Núñez Feijóo, pero en esta ocasión el resultado no le garantiza el gobierno de su partido. El PP, que no ha alcanzado sus objetivos de campaña, no llega con los números y carece de los apoyos necesarios.

Pedro Sánchez, por su parte, tiene menos escaños y votos, pero sí más posibilidades de cerrar acuerdos en torno al PSOE, como ha hecho en la anterior legislatura, aunque en esta ocasión lo tiene más difícil y nada garantiza que finalmente pueda conseguirlo.

En esas estamos. Si se nos hizo larga la campaña a candidatos y votantes, más puede prolongarse el complicado proceso que se avecina y que, de no llegar a buen puerto, terminará en nuevas elecciones.

No iremos a votar con calor y traje de baño como en julio, sino con bufanda y el turrón en la boca.