La detección de ejemplares de caracoles gigantes africanos (Lissachatina fulica) en la isla de Tenerife ha hecho saltar las alarmas, puesto que representan una grave amenaza para la biodiversidad, la agricultura y la salud de los seres humanos. De hecho, esta especie está catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como una de las 100 especies invasoras más peligrosas de todo el planeta, debido a que reúne "todas las características" para serlo, según ha indicado a 20minutos Sonia Martín de Abreu, bióloga y coordinadora de la Red de Alerta Temprana de Canarias para la Detección e Intervención de Especies Exóticas Invasoras (RedEXOS).

Transmisor de parásitos causantes de meningitis

Se trata de una especie voraz, predominantemente herbívora, pero que puede comer "prácticamente cualquier cosa", desde plantas y frutos caídos hasta animales muertos, materia en descomposición e incluso otros caracoles. Además, esta especie hermafrodita pero con fecundación cruzada obligatoria, tiene una alta capacidad reproductiva ya que puede llegar a producir unos 1.000 huevos. También cabe destacar que, a pesar de ser propios de climas tropicales y subtropicales, pueden adaptarse a otras latitudes, llegando incluso a enterrarse cuando las condiciones no son tan favorables. De hecho se han encontrado ejemplares en zonas agrícolas, costeras, urbanas y en bosques.

Todas estas características hacen que esta especie sea un peligro para la agricultura y para el ecosistema. Sin embargo, esta representa una amenaza aun mayor para los humanos y animales domésticos porque tiene la capacidad de transmitir diferentes tipos de parásitos. "El más preocupante de ellos es un nemátodo llamado Angiostrongylus cantonensis (gusano pulmonar de las ratas), parásito que afecta a las ratas pero que tiene en el caracol un huésped intermediario", explica la bióloga. Este parásito es capaz de atravesar la pared intestinal y llegar al sistema nervioso central, causando meningitis eosinofílica.

Alerta en Tenerife tras detectar caracoles gigantes africanos que pueden transmitir meningitis

El contagio se produce por contacto directo con la baba del caracol. Por este motivo, desde RedEXOS alertan que se debe evitar tocarlos puesto que, si nos llevamos las manos a los ojos o a la boca después de haber estado en contacto con el molusco podemos infectarnos. Además, los patógenos pueden transmitirse tras consumir algún alimento mal lavado por el que haya pasado el animal o por ingerir ejemplares mal cocinados. Sin embargo, se debe recordar que, a pesar de que esta especie se consume en algunas islas del Pacífico, en Australia o en la India, forma parte del Catálogo español de especies exóticas invasoras, por lo que su posesión, transporte, tráfico y comercialización está prohibida en nuestro país.

Plaga y desequilibrador del ecosistema

Este molusco es una de las especies de caracoles más grandes del planeta y a pesar de ser originario de Kenia y Tanzania, ha sido introducido por los humanos en buena parte de las zonas tropicales y subtropicales de la Tierra. Según explica la experta, está presente en África, Sudamérica, en las islas del Pacífico, en el sur y sudeste asiático, en Australia, Japón y también en el sur de EEUU. De hecho, en junio una zona del condado de Broward, en Florida, tuvo que ser puesta en cuarentena tras haber detectado estos moluscos y desde hace unos días el condado de Pasco también se encuentra en alerta tras haber hallado 1.200 caracoles. Cabe destacar que el caracol ya había sido erradicado de Florida en 1975 y en 2021.

Los caracoles detectados recientemente en Tenerife se han hallado en tres núcleos: "en un vivero de planta viva, en un barranco de Anaga tras la suelta de un particular y en una zona urbana ajardinada". Todavía se desconoce como han llegado hasta la isla, pero la bióloga infiere que pueden haberlo hecho de distintas formas. "Puede tratarse de una introducción negligente o intencionada de algún particular como en el caso de Anaga o de forma accidental a través del transporte de mercancías como parece que ha ocurrido en el vivero".

La coordinadora de RedEXOS también indica que, debido a que el caracol se alimenta de unas 500 especies de plantas, puede convertirse en "una plaga de importancia económica" en los cultivos con ambientes húmedos y calurosos. De hecho en el estado de Florida se han invertido unos 23 millones de dólares para erradicarlo. Además, este molusco puede llegar a provocar "importantes desequilibrios" en los ecosistemas naturales y el gran problema que existe es que los métodos de control biológico y mecánico no son muy efectivos.

"Lo más extendido es el control químico mediante molusquicidas y fundamentalmente el uso de metaldehído que se han mostrado efectivos en cultivos a pequeña escala pero no en grandes extensiones", explica la bióloga. Sin embargo, matiza que estas sustancias no solo combaten al caracol gigante africano, sino que también generan problemas medioambientales puesto que "afectan indiscriminadamente a todo tipo de caracoles".

¿Cómo identificarlo?

El caracol gigante africano no pasa desapercibido. Generalmente miden unos 10 centímetros, pero cuando las condiciones de su entorno son óptimas para su desarrollo pueden alcanzar los 20 cm o incluso más. Su concha es cónica y la coloración de esta depende de su dieta, pero por lo general suele ser marrón con bandas amarillentas y blanquecina hacia su ápice redondeado, que lo diferencia de otras especies de caracoles gigantes.

Si se avista un molusco de esta especie desde RedEXOS avisan que hay que notificarlo inmediatamente llamando al 646 601 457 o al 112 y que se debe evitar manipularlo. En caso de que resulte imprescindible moverlo, tenemos que utilizar guantes y tras quitarlos se deberá proceder al correcto lavado y desinfección de las manos. Además, por ningún motivo debemos llevarnos las manos a la cara después de haber estado en contacto con uno de estos caracoles.