Miriam Cos y 'Todas mis canciones', un poemario que nació en Instagram

Miriam Cos, junto a su poemario, 'Todas mis canciones (Adiós al frío)'.
Miriam Cos, junto a su poemario, 'Todas mis canciones (Adiós al frío)'.
COS
Miriam Cos, junto a su poemario, 'Todas mis canciones (Adiós al frío)'.

A menudo escribir poesía no es un oficio, sino una necesidad, una suerte de cura chamánica que uno mismo inventa y aplica para sanar. Quizá ese es el caso de la periodista y poetisa Miriam Cos, que acaba de publicar el poemario Todas mis canciones (Adiós al frío), de Postdata Ediciones. 

"Empecé escribiendo poemas en Instagram (@poeticamentecorrecta) antes de la pandemia, a raíz de un ruptura horrible, y a la semana de abrir la cuenta me escribieron de una editorial para hacer un poemario", explica Cos. 

A raíz de aquello sus redes sociales fueron creciendo poco a poco y "mientras promocionaba el otro libro me escribieron de Postdata Ediciones para hacer otro", hace ver sobre Todas mis canciones. 

"El primer poemario era muy crudo y quería que el segundo fuese todo lo contrario, pese a tener una escritura muy melancólica, quería que hubiera algo de luz en la oscuridad, quitarme la losa del primero que me perseguía porque ya no me representaba", revela la autora. 

Ahora sus poemas son "más maduros y conscientes", con una "una tristeza asumida" y, sobre todo, con mucho amor propio, que es uno de sus alegatos constantes: hay que quererse.

Cos escribe por impulso, sin premeditación, pero quizá con alevosía. "Escribo en blablacares, metros y autobuses, y en la calle, caminando o en el transporte público, donde se me ocurren la mayoría de poemas, también escuchando música", cuenta la autora. 

La música está muy relacionada con este poemario y, de hecho, al final del mismo hay una lista de canciones, una playlist elegida por Miriam Cos. "Incluye todas las canciones que he escuchado en bucle mientras hacía este poemario, las que más me han gustado y tocado". 

El título del poemario dice "adiós al frío", pero eso llega según se avanza en los versos, pues los poemas están divididos en dos bloques, en un guiño a quienes usaron cintas de casette o vinilos, en una cara A y una cara B. 

"Hay dos caras que representan las dos caras de mí misma, cómo me siento yo antes la vida en general y la cara b, cómo me hacen sentirme los demás con sus accciones", revela Cos. 

Sobre los temas que la preocupan y la ocupan a la hora de componer revela que son "la vida misma, es una poesía muy fácil, sin brocados ni zurcidos, en la que muestro lo que le pasa a todo el mundo". Esto hace que "la gente se sienta identificada y vea que por pensar ciertas cosas o sentirlas, no está loca". 

Escribir un poemario tiene también algo de nudista, de un tipo de desnudez que puede dar más reparo que la física, pero que Cos ha superado. "Creo que es imposible romperse sin que se note, o por lo menos mi personalidad histriónica no me lo permitiría. No tengo miedo de romperme y reconstruirme delante de nadie, ni de mostrar lo que me pasa ni contarlo, si no, no habría publicado estos libros. Eso sí, la reconstrucción puede tener momentos de caída pero siempre con elegancia", hace ver la autora. 

En esa elegancia, también hay consecuencia y seguridad. Lo que sale, no vuelve al cajón. "No descarto poemas, siempre he tenido algo de síndrome de la impostora, por lo que me hice el Instagram en su momento para ver qué decía la gente y lo sigo haciendo. Todo lo que me sale de la cabeza lo publico en Ig o en un libro", hace ver Miriam Cos, porque a la gente "le gusta lo natural... hasta en la poesía".

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