Muchos la califican como "la boda del año". Y no es para menos, pues se lleva hablando varios meses de este enlace, con muchos contratiempos de por medio. Pero, finalmente, Tamara Falcó e Íñigo Onieva sellarán su amor este sábado 8 de julio. Pero, tras la boda, ¿qué les deparará el futuro a la pareja?

Muchos son los que no apuestan por la durabilidad de este matrimonio debido al historial que han tenido: infidelidad, ruptura, reconciliación, más rumores de infidelidad... Eso sin contar los múltiples problemas que han orbitado alrededor de la celebración, como la ruptura del contrato con las diseñadoras del vestido o los robos de unas joyas que serían para la madre del novio, detalles que hacen a los más supersticiosos dudar de que este amor sea para siempre.

Pero, creencias aparte, lo que está claro que es que, a no ser que suceda algo exagerado en la preboda -que se celebra este viernes en el Ritz- o en la boda -que estará rodeada de la más absoluta privacidad para preservar la exclusiva-, Tamara Falcó e Íñigo Onieva se van a casar este sábado en El Rincón, palacio situado en Aldea del Fresno (Madrid) que era propiedad del padre de la marquesa.

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Tras la boda, la pareja tiene claro su futuro más inmediato pues, como es costumbre, se irán de luna de miel. Y El programa de Ana Rosa desveló que el viaje lo harán a Australia. Pero, ¿qué hay de su futuro más lejano?

Después del enlace, algunos piensan automáticamente en la posibilidad de que quieran tener descendencia, aunque no tienen por qué desear ampliar la familia.

Sin embargo, de tener un hijo o una hija, el primogénito heredaría el título nobiliario de Tamara Falcó, el de marqués o marquesa de Griñón. Y, por supuesto, también tendría los apellidos de ambos padres. 

Onieva Falcó se apellidaría el niño o niña, en el caso de que decidieran poner el apellido del padre primero, como se ha hecho siempre. Pero, ampliando más la lista, su sobrenombre continuaría con Molas Preysler, los primeros apellidos de las abuelas.