Se aproxima la fecha definitiva del divorcio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Ya no tienen ningún hijo menor de edad, que era una de las condiciones que puso la infanta para firmarlo, y parece que ambos están de acuerdo en liquidar un matrimonio que duró 24 años.
Se estima que la pareja estará conforme con las condiciones económicas, aunque estas no han trascendido. Se sabe que la infanta seguirá trabajando para la Fundación La Caixa como directora del área Internacional, mientras que su exmarido está a la espera de cerrar un trabajo fijo y bien remunerado.
Iñaki continuará residiendo en Vitoria, mientras termina su condena por el caso Nóos, donde ha encontrado de nuevo el amor junto a una abogada vitoriana, Ainhoa Armentia; y la infanta, en Ginebra, donde vive desde hace diez años, últimamente, solo en compañía de su hija Irene, que acaba de cumplir 18 años y se ha graduado en su primera etapa escolar. La joven permancerá con su madre si, como parece, estudia Hostelería en el país suizo.
Precisamente, toda la familia Borbón e Iñaki se han reunido en Ginebra para celebrar esta buena noticia, lo que ha propiciado un encuentro entre el rey emérito y su exyerno, el primero en dos años.
Lo que, al parecer, Iñaki habría solicitado a pesar del cercano divorcio, es que el estado español le siga poniendo escolta oficial, hasta que cumple su condena total por el caso Noos, a comienzos de 2024. Ya en el momento de la separación (en enero de 2022), Iñaki habría pedido que se la mantuvieran hasta el divorcio, aunque ahora prefiera seguir contando con este dispositivo.
Según Vanitatis, básicamente lo que esgrimió el exmarido de la infanta Cristina es que sigue cumpliendo condena por un caso notorio y que su seguridad no está garantizada. En su caso, al erario público le cuesta 8.000 euros al mes este servicio.
Urdangarin fue condenado a 5 años y 10 meses por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias en el caso Nóos. Ingresó en la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila) en junio de 2018 para cumplir condena.
En septiembre de 2020 comenzó a realizar labores de voluntariado en una ONG de Pozuelo de Alarcón para atender a personas con discapacidad y en enero fue trasladado al centro de inserción social Melchor Rodríguez García de Alcalá de Henares (Madrid).
A Urdangarin se le concedió el tercer grado penitenciario o régimen abierto en enero de 2021, e Instituciones Penitenciarias autorizó su traslado a la cárcel de Zaballa, una vez que el recluso acreditó que tenía una oferta de trabajo en Vitoria, donde tiene arraigo social, ya que en esta ciudad residen su madre y hermanos.
El 1 de marzo de 2021 ingresó en la prisión provincial de Álava, para cumplir el resto de su condena en régimen abierto, con obligación de dormir de lunes a jueves en la cárcel alavesa.
Además, tuvo que someterse a un programa de reinserción para condenados por delitos económicos. Urdargarin, que comenzó a trabajar en un bufete de abogados en Vitoria, reside, desde entonces, en la casa de su madre, Claire Libaert, en la capital alavesa.
Precisamente en ese despacho, Imaz&Asociados fue donde conoció a Ainhoa Armentia, con quien ha consolidado su relación.
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