Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

La retórica del resentimiento

El candidato a la alcaldía de Barcelona por JxCat, Xavier Trias (i), durante su intervención después de que el socialista Jaume Collboni haya sido elegido nuevo alcalde de Barcelona.
El candidato a la alcaldía de Barcelona por JxCat, Xavier Trias (i), durante su intervención después de que el socialista Jaume Collboni haya sido elegido nuevo alcalde de Barcelona.
EFE
El candidato a la alcaldía de Barcelona por JxCat, Xavier Trias (i), durante su intervención después de que el socialista Jaume Collboni haya sido elegido nuevo alcalde de Barcelona.

El giro de guion en Barcelona ha evidenciado lo arriesgado que es hacer vaticinios en política. La fiesta que preparaban los compañeros, amigos y familiares de Xavier Trias se convirtió, solo una hora antes del pleno municipal, en un funeral. "Que os zurzan a todos" ("Que us bombin a tots", en catalán), estalló el exalcalde de CiU, desmintiéndose a sí mismo cuando segundos antes afirmaba que una de las lecciones que iban a llevarse sus nietos, presentes en el Saló de Cent barcelonés, era la elegancia de saber perder de su abuelo. La indignación personal de Trias era comprensible, pero no en cambio las palabras del president Pere Aragonès que, en la recepción oficial al nuevo consistorio, denunció "un acuerdo de Estado realizado desde Madrid" y reclamó que "Cataluña debe ser decidida desde Cataluña, y Barcelona decidida desde Barcelona".

El independentismo ha salido de nuevo trasquilado en la capital catalana, como ya sucedió en 2019, y ahora se esfuerza por difundir el relato de un nuevo resentimiento, según el cual, la alcaldía del socialista Jaume Collboni es el fruto de la imposición de Madrid. Cuando los nacionalistas ganan poder es siempre "la victoria del pueblo catalán", pero si pierden no es el resultado de otras aritméticas políticas tan legítimas como las suyas, sino de una conspiración urdida desde el Estado. En las próximas semanas, este argumento va a utilizarse como elemento movilizador para las generales. "Han aplicado un nuevo 155 a Barcelona", repite el republicano Ernest Maragall. En realidad, el pacto en Barcelona entre Junts y ERC era una excepción, pues la pelea independentista ha sido la tónica dominante en el mapa municipal catalán, donde ha habido muchísimos acuerdos bilaterales entre esos partidos con el PSC.

Más que buscar las razones de lo sucedido en Madrid, como hacen Aragonès y Maragall, lo que explica que hoy Trias no sea alcalde es su error de cerrar un pacto horas antes del pleno con ERC. Una decisión innecesaria que añadió presión al PP a fin de evitar que la capital catalana cayera en manos del separatismo, y que también decantó a los Comunes a votar a Collboni, optando por quedarse en la oposición, tal como exigía el popular Daniel Sirera. Paradójicamente, estos últimos días se argumentaba que la convocatoria de elecciones generales hacía imposible que los populares apoyaran a un socialista en Barcelona, cuando ha sido todo lo contrario. A Núñez Feijóo le sirve para presentarse como un político con sentido de Estado, también en relación con el País Vasco. Diferente, pero parecido se puede decir de los Comunes y de Sumar. El miedo al reproche socialista y al voto útil a favor de Pedro Sánchez explica las presiones de Yolanda Díaz a Colau para que finalmente apoyara a Collboni.

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