Daniel Gascón: "Intento resistirme a los encantos de la nostalgia, que sé que son poderosos"

El escritor Daniel Gascón, con su libro 'El padre de tus hijos'.
El escritor Daniel Gascón, con su libro 'El padre de tus hijos'.
José González
El escritor Daniel Gascón, con su libro 'El padre de tus hijos'.

En El padre de tus hijos, el último libro escrito por Daniel Gascón, los personajes parecen ser la excusa perfecta para crear una situación, un ambiente, un hecho o una reflexión. A la vez, pueden ser el reflejo de cualquiera de nosotros. 

Gascón debutó en narrativa con relatos y a ellos regresa ahora con El padre de tus hijos (Random House. 165 páginas. 17,90 euros) un volumen de cuentos que, sin relación entre sí, siguen un hilo creado por la visión del autor de los temas mundanos y a veces, divinos. Entre tanto, espera la adaptación de otra de sus obras, Un hipster en la España vacía, en Prime Video, dirigida por Emilio Martínez Lázaro (Ocho apellidos vascos) y protagonizada por Paco León y Berta Vázquez. Hablamos con él sobre su libro, la nostalgia, la literatura y el oficio de escritor.

¿Qué vamos a encontrar en El padre de tus hijos?Es un conjunto de 16 relatos que hablan de muchas cosas, de madurar, de crecer, de la ilusión de la pareja, de la asunción de las responsabilidades y también, cuando se resquebrajan las parejas. Hay muchas otras cosas porque también se habla de la vocación por el trabajo, de la escritura, de la responsabilidad de cuidar a alguien…

¿Tienen relación entre sí?He intentado que no fuera una novela disfrazada de libro de cuentos o al revés, pero sí que hubiera una especie de hilo emocional, que hubiera un tono continuado, que se podía seguir. Pensaba en discos como Blood On The Tracks, o en algunas películas de cine. Pero también quería mostrar esto desde puntos de vista muy distintos, o por la situación en la que están o porque lo cuenta una chica o un chico, porque en cierta manera también se habla de construcción y destrucción de masculinidades.

Crecer y madurar no es algo que se haga solo al pasar de pequeño a mayor, también ocurre en la vida adulta, ¿es así?Ocurre toda toda la vida. Es como en el grabado de Goya, Aún aprendo. Me gusta la anécdota de Saul Bellow que tuvo varios hijos y una vida superazarosa y en el lecho de muerte les preguntó a sus hijos, ¿yo fui un buen tipo o un gilipollas? Seguramente es una duda que todos tenemos muchas veces en la vida.

¿Cada relato habla adrede de cada una de esas cosas o simplemente fueron surgiendo y más tarde los ordenó?Un poco las dos cosas. Sí que van surgiendo, vas escribiendo las historias que se te ocurren, que te interesan y a la vez vas evitando o pretendiendo cosas, como que los personajes cambiaran, que no fueran todo el rato el mismo personaje. Y cuando ya tienes la estructura, después veo que me falta contar este elemento de la de la relación, o que aquí o allá me vendría bien un detalle, rellenas huecos, metes cosas que sin ellas el libro estaría incompleto.

¿Lleva libreta encima para apuntar todas esas ideas?Siempre llevo libreta encima, pero en parte porque voy a la radio o a la tele a hablar de política y llevo siempre papeles donde voy apuntando cosas, no tanto para escribir, aunque siempre pasa que empiezas un cuento en una cafetería que luego nunca terminas.

¿Cuántos bocetos hay por cada uno de los cuentos?Eso es súper variable porque, por ejemplo, hay algunos cuentos que son muy cortos, que tienen dos páginas y que son como dice mi padre como el que va a cazar hay un ciervo, lo coges y te lo llevas. En cambio hay otros que están escritos primero en primera persona, luego lo cambias a tercera… El último cuento que a mí me gusta mucho y que es un poco más experimental, aunque es breve, me costó mucho tiempo hacerlo. A veces un encuentro lo haces en una tarde y otras veces pues puedes estar meses intentando acertar. También es verdad que en ocasiones lo que te hace que sea más rápido es tenerlo pensado antes. Una ventaja que tiene el cuento es que lo puedes visualizar y si lo tienes medio pensado, a lo mejor en un tiempo relativamente corto, lo tienes. Lo demás es artesanía, que es que es esencial, pero el trabajo más duro ya está hecho.

Habla mucho de primeros amores o de reencuentros. ¿Tenía razón Karina y cualquier tiempo pasado parece mejor?(Risas) Recuerdo que en un pueblo en el que viví fue a cantar Karina y se les acabaron las rosas y le tiraban lechugas, pero no para meterse con ella, sino para halagarla. Creo que todos tenemos muchas veces tenemos esa mirada un poco nostálgica y retrospectiva bajo la que parece que a los 20 años había muchas cosas que estaban bien. Yo también soy víctima de eso, pero no creo para nada que cualquier tiempo pasado sea mejor, al menos en términos de medicina, de ciencia, incluso, aunque ahora haya una guerra, nos extraña porque nos hemos acostumbrado a la paz entonces. Intento resistirme a los encantos de la nostalgia, que sé que son poderosos.

No son relatos complacientes, ¿es mejor eso que darlo todo mascado al lector?Es un género que, como es más breve, puede ser un poco más abrupto y dejarte desconcertado. Una de las ventajas es justo esa, la de entrar tarde a una situación y salir pronto y dejar ese ese momento. Otras veces me gusta un cuento más tradicional o en el que juegas con la realidad. Una de las cosas que me gustan de escribir cuentos es poder jugar mucho, con las voces, con los tonos y con las formas. Podría decir que en principio no me gusta el cuento de taller, con el efecto sorpresa habitual y sin embargo también admiro obras maestras que están hechas así.

¿Es bueno romper con aquello de inicio, desarrollo y desenlace?El problema en la literatura, en la narración y en el arte es repetir la fórmula, hay que intentar huir de eso, como las expresiones tópicas y de la estructura tópica. Aunque es verdad que tienes que saber hacer eso para luego saltártelo. No se puede empezar a romper sin conocer la base.

El es una pregunta casi obligada ¿cuánto hay de biográfico en todos estos cuentos?Es una pregunta obligada y muy difícil de contestar para un escritor. Aunque hayas partido de algo directo tuyo, como lo has estado pensando, eligiendo las palabras, las frases, ya casi se te olvida el punto de partida. Creo que es una de las razones por las que a veces escribes es para huir de uno mismo, para convertirlo en texto. Hay por ejemplo un cuento que se llama Estación de los amores o La expedición, que son cosas que me han pasado a mí. Luego hay otras que más que una experiencia tuya son un estado emocional tuyo o cosas con las que fantaseamos todos, pero que no te han pasado.

¿Hay temas de los que no se atreva a escribir?Hay muchos temas. Por ejemplo, siempre tienes un poco de reparo, aunque no es que no lo vaya a hacer, cuando tienes hijos, que salgan en tus cuentos o en tus libros cosas con las que se puedan enterar de algo íntimo tuyo. Me da reparo escribir sobre enfermedades o tragedias que luego le puedan pasar a una persona cercana y a mí, que intento ser racionalista me da un poco de pánico eso y soy un poco supersticioso.

¿Le ha pasado que alguien se haya sentido retratado en alguno de sus relatos?Sí, alguna vez me ha pasado que alguien se haya sentido reconocido. También me ha pasado hacer un personaje basado en mí aunque lo disfrace un poco y ponerle a trabajar en la tele, por ejemplo y al cabo del tiempo y empezar yo a trabajar en una televisión de redactor. Como si lo predijeran Los Simpson (risas).

¿Y le dicen eso de "esto deberías meterlo en tu libro"?Sí, a veces. Les pasa mucho a los productores y a los directores de cine, que les dicen "tengo una idea para una película". Cuando hice los libros de Un hipster en la España vacía y La muerte del hipster mucha gente me mandaba noticias del tipo unas cabras se escapan por los tejados de no sé dónde, o en un pueblo roban el el autobús escolar para ir a un burdel (risas). Algunas cosas las metí.

De Un hipster en la España vacía han hecho la adaptación cinematográfica, en Prime Video, ¿le daba miedo ver su universo en manos de otros?Sobre todo me alegró, porque me gusta el cine y me hacía ilusión verlo en la pantalla. Es verdad los escritores luego somos muy particulares y todo escritor, que no deja de ser un lector también, tiene una imagen mental de lo que ha escrito. En cambio, la película, toma sus decisiones y pone caras a los personajes. He leído el guión, que está muy bien, lo ha hecho Daniel Castro, y Emilio Martínez Lázaro es un director buenísimo para ese tipo de de película. Estuve en el rodaje y me pareció que tenía un tono muy, muy bueno y que sí que estaba el espíritu, aunque siempre hay diferencias, pero para eso es una adaptación, ¿no?

¿No tuvo la tentación de hacer un cameo?He hecho algún cameo en otras películas, porque soy amigo de Jonás Trueba y he salido ahí en alguna de alguna película de fondo. Y no me acabo de ver ahí.

¿Cómo vive un escritor el encuentro con los lectores en foros como las ferias del libro?Está muy bien, es muy agradable que alguien que te lee vaya con tu libro. Además, suele haber muchos reencuentros con gente que hace tiempo que no has visto, que aparecen por casualidad por ahí. Te encuentras con otros escritores, con amigos… ese clima un poco de de fiesta, me gusta.

¿Alguna cara b?Es verdad que puede despertarte un poco de pudor cuando estás ahí en la caseta y no firmas (risas). Forma parte de la de la experiencia ese miedo al horror vacui.

Ha compartido feria con Ana Obregón, que también firma…Eso mira. David Jiménez Torres ha escrito un libro que se llama La palabra ambigua, que habla de los intelectuales en España y cita una frase de Ana Obregón que dice “yo soy intelectual y llevo minifalda”. Fíjate todo el debate que ha generado con la gestación subrogada… La industria del libro es muy variada está bien que haya esa gente que posibilita que se vendan otros libros y que otro tipo de autores tengan también su hueco.

En el libro cita Facebook varias veces, ¿las redes sociales ya son una parte inherente de nuestras vidas como para que las citemos con naturalidad?Cuando estábamos escribiendo Todas canciones, hablan de mí había un reencuentro y Jonás Trueba dijo “pues que se encuentren por Facebook”. Y yo dije “pero no vamos a poner Facebook porque a lo mejor dentro de 3 años nadie se acuerda de lo que es Facebook” (risas) y luego resultó que Facebook se hizo muchísimo más famoso. Es como los móviles, usamos y hablamos de lo que hay en nuestro tiempo. Dentro de a lo mejor 50 años alguien se pregunta qué era eso de Facebook.

Hay muchos personajes en este libro, ¿se apega a ellos como a seres reales?Tanto, como a seres reales no... Pienso en un cuento más como en una situación, en un clima. Hay muchos personajes y entonces no están tan definidos para mí. Algunos más, como una mujer que es la que fantasea con la muerte de su marido. Por ejemplo, con los libros del hipster, como eran más largos, el personaje del hipster y alguno y más del pueblo sí que me acompañan más, los puedo imaginar fuera del libro.

"Las mejores historias son las que no podía contar", dice un periodista en uno de los cuentos, ¿está basado en hechos reales?Tú eres periodista y te habrá pasado muchas veces que alguien te cuenta una cosa buenísima, pero que sería suicida sacarla o no está lo bastante confirmado o falta la prueba. Eso me hacía gracia. Tiene que ver con el periodismo y también con el aura un poquito legendaria del periodismo. No sé si es tan de verdad o si es un poco de leyenda.

¿Hacer ese ejercicio de no contar cualquier cosa es es lo que nos diferencia de la información en redes sociales?En un buen medio la base es la garantía, el filtro que confirma las historias. Eso es lo que hace sea mejor que lo que circula por ahí. También es verdad que las redes sociales a veces difunden cosas que han salido en medios que no han hecho bien su trabajo de comprobación, por razones que pueden ser o que directamente lo que te gusta es intoxicar, otras veces por chapuza o por falta de tiempo, por precipitación o porque no tienes medios suficientes.

¿Es optimista respecto a la literatura y a los libros, al futuro de la lectura?El otro día salían unas cifras de comprensión lectora en España y decían que había empeorado. Eso sí que es preocupante. Y no sólo como se suele decir por los jóvenes, yo mismo, la capacidad de distracción que tienes por culpa de las pantallas es grande. Como otras industrias culturales siempre han parecido estar en crisis y sin embargo parece que sobreviven. Y de las industrias culturales la que mejor ha resistido el cambio digital es el libro.
​Me acuerdo hace 10 años que se decía que no iba a haber libros en papel. El libro está muy bien inventado, tenemos necesidad de historias y hay cosas que solo te da un libro. Hay mucha gente que está escribiendo libros fantásticos y muchos lectores ansiosos por leerlos.

Estudió Filología, no una, sino dos veces ¿qué le llevó a esas carreras?Yo siempre quise escribir y no sabía bien lo que hacer e hice Filología inglesa porque me parecía que podía aprender el idioma, leer libros, conocer su literatura… cuando terminé, pues no sabía bien qué hacer y me matriculé en Hispánica, donde encontré un departamento y unos alumnos claramente más literarios. Me lo me lo pasé bien y era un poco más mayor y un poco menos arrogante. Tuve profesores con los que aprendí mucho, como José Carlos Mainer, Aurora Egido o José María Bardavío.

Citaba antes a sus hijos, ¿ha pensado en escribir para ellos?Sí, pero no me he atrevido. Es una cosa que me gustaría hacer. Jugamos mucho a inventar historias y nos divertimos. Ellos tienen 8 y 5 y ahora tengo una niña de 3 meses, pero con la literatura infantil pasa un poco como con la poesía, hay poco espacio y hay que hacerlo muy bien.

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