Tricicle: "Como a los Monty Python, nos gusta sorprender al público con rarezas"

Los componentes del trío Tricicle, listos para la acción.
Los componentes del trío Tricicle, listos para la acción.
Jorge París
Los componentes del trío Tricicle, listos para la acción.

Los caballeros de la mesa cuadrada dio lugar en 2004 a un espectáculo musical, Spamalot. La versión en español, que este jueves se estrena en Madrid tras una exitosa temporada en Barcelona, la dirigen Tricicle, "unos maestros del gag", en palabras de su protagonista, Jordi Bosch. Ellos nos hablan sobre su trabajo.

¿Qué tienen en común el humor de Tricicle y el humor de Monty Python?

Paco Mir (M.): La sorpresa. Desde diferentes puntos de vista, los dos buscan sorprender al público, generalmente con situaciones que ya de entrada son raras si no surrealistas; después se desarrollan buscando la máxima comicidad. Siempre intentamos colocar al público en una situación en la que nunca se ha visto antes.

¿Cómo es posible que una historia que surgió en la década de los setenta siga teniendo validez?

Joan Gracia (G.): Hay un tipo de humor que está basado en el ser humano y no en las anécdotas, las modas o los hechos concretos. Ése es el humor de Spamalot, porque no deja de ser una aventura en busca de un objetivo, en busca de la felicidad, donde hay amores, peleas, encantamientos… Son cosas que le pasan al hombre. Eso no pasa nunca de moda; el amor, la muerte… están a lo largo de toda la vida. Además, es una fábula, una historia de ficción, no queda fuera de tiempo.

Cuando se acepta hacer un musical como éste, que ha recibido tres premios Tony, ¿con qué sensación se hace?

Carles Sans (S.): Con una sensación muy agradable. De hecho, Monty Python para nosotros siempre han significado una referencia, desde que éramos estudiantes de teatro eran unos mitos. Para nosotros intervenir en un trabajo de ellos es fantástico. La verdad es que vimos el espectáculo en Londres y nos gustó, pero no nos cohibió nada; al contrario, teníamos clarísimo que podíamos aportar cosas nuevas a este espectáculo. Y creo que así ha sido.

M.: Además, nosotros antes de estrenar ya teníamos un Tony… Toni Viñals.

¿Qué personaje del musical les gustaría interpretar?

G.: A la rana.

M.: ¿A la rana? ¿Tan cortito?

G.: No, pero yo lo haría mucho más largo, toda la parte segunda sería la rana.

M.: Es muy gamberro [el musical], entonces cada personaje tiene su momento. Hay muchos personajes, porque hay actores que doblan y triplican personajes, pero, como está basado en sketch cerrados, todos tienen mucho jugo para sacarles. Menos la Dama del Lago, que no sabría hacerla…

G.: A mí me gustaría hacer cualquiera, porque los actores que están encima del escenario en Spamalot tienen el don de cantar maravillosamente. Por esa ventaja natural que tienen, yo no lo podría hacer (risas). Yo lo que tengo es envidia, porque cualquiera de los 20 que hay en la compañía canta y baila muy bien.

En el reparto hay actores cómicos, actores dramáticos, un bailarín… ¿Cómo han construido algo armónico?

G.: El espectáculo ya lo era. Lo malo habría sido que nos hubiesen propuesto algo que no nos gustase.

M.: No lo hubiésemos hecho, porque nuestro oficio no es ser director. Nos han propuesto una cosa que nos apetece, y la hacemos.

G.: Y añado: es un espectáculo que ya es bueno.

M.: Nosotros tenemos la intención de mejorarlo. O, al menos, adaptarlo más a la idiosincrasia nacional.

Si el musical hubiera fracasado, ¿qué habrían pensado ustedes? ¿Contemplaron esa posibilidad?

M.: Jamás.

S.: En este oficio nunca se sabe, pero creemos tanto en este espectáculo que habría sido algo muy, muy paranormal.

G.: Habríamos averiguado qué había fallado. Pero no ha sido así. Si hubiera fallado en Barcelona, no estaríamos haciendo una entrevista contigo.

M.: Bueno, a lo mejor sí: “¿Por qué ha fracasado en Barcelona?”.

S.: “¿Después de este fracaso sin precedentes…

G.: … se van a retirar, me imagino?”

Tras las funciones, ¿qué oían comentar al público?

M.: “¿Dónde vamos a cenar?”. “¿El parking dónde estaba?”.

S.: “Ha refrescado”.

M.: “¿Dónde hemos dejado el coche?”.

S.: No, pero la gente sale con mucha euforia. El espectáculo acaba muy alto y la gente sale con un ánimo muy grande, sonriendo.

G.: A veces dicen “es un espectáculo cojonudo”. Es muy buena esta frase. Simple.

S.: “¡Qué bien dirigido!”, “la dirección es extraordinaria” creo que he oído.

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