Cuando se estrenó Cuéntame cómo pasó, dos días después de la caída de las Torres Gemelas de Nueva York, ni siquiera era posible imaginar todas las vidas que iba a tener la serie de la familia Alcántara. Ahora, dos largas décadas después, la ficción afronta la que será su última temporada, pero sin embargo su huella seguirá corriendo más allá de la pantalla para la que fue pensada.

Porque Cuéntame se abre camino incluso en la novedad de redes sociales como TikTok, donde fragmentos memorables de las tramas se convierten en un incontrolable éxito. Triunfan entre las nuevas generaciones por su punto emocional, pero también por su compromiso con la sociedad.

Los tiktokeros aplauden escenas de los Alcántara en las que se delata el machismo, la LGTBIfobia y el racismo, interiorizados socialmente, o se afrontan temas como el aborto o la influencia de la religión. Es el triunfo de Cuéntame: la capacidad de mostrar de manera traslúcida la España que empezaba a descubrirse a sí misma, intentando comprender lo que quería ser y lo que necesitaba dejar atrás.

'Cuéntame cómo pasó': por qué es la mejor serie de nuestra historia

Una serie que costó colocar en una cadena de televisión. ¿Quién iba a querer enfrentarse a un país en blanco y negro que sufría la opresión de una dictadura? Mejor dejar las heridas del pasado debajo de alfombras. Los gurús a menudo se equivocan. Error: en televisión todo se puede hacer, pero todo depende de cómo se haga.

Y Cuéntame ha narrado la historia de un país con la inteligencia de la expresividad de una familia en la que es fácil sentirse reconocidos. Su vida es un cruce de caminos social de empatías, expectativas, sufrimientos y cotidianidades compartidas. Su vida habla de una sociedad que se atreve a fracasar para fracasar mejor. Quizá, por eso mismo, algunas de sus secuencias bailan tan bien en redes sociales que fomentan un consumo tan instantáneo como efímero. No son tramas vacías, representan el divertimento de la profundidad que te deja pensando con un pellizco de emociones universales y prejuicios estructurales que siguen marcando hacia dónde vamos. Porque hemos cambiado mucho, pero menos de lo que pensábamos. Porque seguimos viniendo de ahí, de Cuéntame.