Hace escasamente un mes, Dani Sanz acudió al restaurante Burro Canaglia de la plaza Manuel Becerra, en Madrid. Era la segunda vez que este bombero e influencer acudía al establecimiento. En ambas ocasiones, pidió de comer lo mismo: la pizza Inferno, un plato que es flambeado por el camarero que lo sirve. Alertó al responsable del local del peligro que podía suponer, ya que “siempre hay riesgos cuando se junta el fuego con material combustible”, explica. “Unos aspersores en el techo, una salida de emergencias o más extintores repartidos por el local podrían haber ayudado a minimizar la tragedia”, continúa. Sin embargo, apunta que “es muy fácil encontrar soluciones a un problema que ya ha pasado”.

Dani Sanz, además de ser la persona que avisó del peligro que podía llegar a suponer la pizza flambeada es también uno de los efectivos que trabaja en la base de Bomberos que se encargó de extinguir el incendio que se saldó con dos fallecidos y ocho heridos. No le tocó intervenir en el suceso debido a que estaba librando. Sin embargo, ha hablado con los compañeros de su parque que sí estuvieron allí. 

La conclusión a la que ha llegado tras muchas conversaciones con ellos es que se trató de “una intervención muy dura y complicada”. El fuego provocó que tanto el calor como los distintos gases que inundaron el establecimiento fuesen ascendiendo hacia el techo. Esto llevó a que la malla de la que colgaban las plantas artificiales que el establecimiento usaba a modo decoración fuese cediendo en cuestión de pocos minutos, dejando atrapados a varios de los comensales.

Tener una salida de emergencias

Tal y como confirmó la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, el local solo tenía una salida. Y es que, por las dimensiones del local, los responsables del negocio no estaban obligados a habilitar otra. No obstante, bajo el punto de vista de Dani Sanz, el hecho de que hubiese existido una de emergencia podría haber ayudado a que “los daños fuesen menores”. A pesar de ello, reitera que “especular” es muy fácil cuando la tragedia ya ha ocurrido.

De lo que no duda es de que “no es lo mismo tener plantas artificiales que naturales como decoración de un local”. Las segundas, al tener humedad, ayudan a que las llamas se expandan por el establecimiento a menor velocidad, mientras que las primeras se queman a una velocidad “espectacular”. 

Factor humano y materiales decorativos

“El peligro existe siempre que se junte fuego con material combustible, ya sea en un local o en la calle”, explica el bombero e influencer. Sin embargo, “las condiciones del local provocaron que las consecuencias fuesen más drásticas de lo que cabría esperar”. Bajo su punto de vista, la presencia de tantas plantas artificiales provocaron que el fuego se expandiese más rápidamente, provocando daños mayores. “No es lo mismo preparar ese plato en un local con vegetación de plástico que en un sitio en el que la pared es completamente lisa”, comenta Dani Sanz. 

Atribuye también al suceso el factor humano. “Las dos veces que yo estuve en el restaurante no pasó nada”, aclara. Sin embargo, “puede ser que el camarero que en ese momento estaba sirviendo la pizza se despistase y se acercase de más a alguna de las plantas”, continúa. “El factor humano, entendido como un mínimo despiste, podría ser uno de los desencadenantes del fuego”, que se vio agravado como consecuencia del tipo de decoración que utilizaba el restaurante. 

Los flambeados están de moda

Los platos flambeados son cada vez más populares entre los locales de restauración. Y es que son “espectáculos” que los negocios ofrecen con el objetivo de captar más clientes. En un mundo en el que las redes sociales juegan un papel muy importante en la vida de las personas, sobre todo de los jóvenes, “este tipo de productos atrae a mucha gente, que quiere hacer fotos o vídeos llamativos”, explica Dani Sanz. Sin embargo, esto conlleva ciertos riesgos que pueden desembocar “relativamente fácil” en un incendio, como el que ocurrió el pasado viernes en el restaurante de la plaza Manuel Becerra.