Carlos Augusto Casas presenta 'La ley del padre': "Las altas esferas son un mundo muy oscuro"

El escritor Carlos Augusto Casas.
El escritor Carlos Augusto Casas.
Ediciones B
El escritor Carlos Augusto Casas.

"Es muy difícil saber de dónde nace una novela. Puedes tener pequeños destellos, de ideas o de artículos, pero en el fondo lo que hacemos los escritores es mentir, y mucho, sobre cómo imaginamos y creamos las novelas porque en realidad no podemos explicar muy bien de dónde surgen". Quien responde es Carlos Augusto Casas (Madrid, 1971) y la pregunta, simple, era cómo nació La ley del padre, su último libro, editado por Ediciones B (Penguin Random House), el cual define como "híbrido" porque utiliza elementos propios del thriller para luego darle un volantazo que lo conforma como un noir.

En su nuevo trabajo, Casas explora la vida de los Gómez-Arjona, familia madrileña de magnates de los medios de comunicación cuyo patriarca, Arturo, es víctima de un intento de envenenamiento el día de su cumpleaños. Cualquiera de sus cuatro hijos puede ser el culpable, pero Casas prefiere utilizar el whodunit de pretexto para vertebrar la novela en torno a "la crítica social y la violencia". "No solo la física, que la hay, sino también la psicológica", que casa con "ese componente de poder y su demostración día a día en cómo tratan al servicio o a los subordinados".

Por ello, aunque reconoce que "el misterio es adictivo" —"Desde que el hombre es hombre nos gusta resolver lo que primero nos ha dado miedo, amén de que todos tenemos un alma de cotilla", puntualiza—, su intención era demostrar que "las altas esferas son un mundo muy oscuro".

"Me apetecía hablar de los ricos, de los influyentes, sobre todo porque ese tipo de personajes están más ligados a las novelas de Agatha Christie, que se matan mientras toman el té. Y creo que se podía hacer una novela negra sobre ellos, porque aunque el noir va más sobre delincuentes y gente que rompe las leyes, quería hablar de quienes directamente piensan que las leyes no están escritas para ellos", añade.

Ello no es óbice, por supuesto, para que La ley del padre contenga "un componente de clase", pero simplemente porque "el sentimiento de clase lo tienen ellos". "Entre sí hablan de que no es lo mismo vivir en el Barrio de Salamanca que en La Finca", argumenta, incidiendo en la necesidad de ambientar su novela en el céntrico barrio de la capital.

"Como escritor me gusta saber de lo que hablo y por dónde piso. Me va a resultar muy complicado situar una novela fuera de Madrid. Los escritores somos un poco como los asesinos en serie, que siempre empiezan por las zonas cercanas a su casa y luego van ampliando el círculo. Si buscaba hablar de ricos y situar mi novela en España qué mejor sitio que el Barrio de Salamanca", donde vive.

Los medios de comunicación, a nivel de ficción, dan mucho juego. Manejar la información tiene unas connotaciones políticas, económicas y personales

"No tengo que documentarme y sé cómo funciona, sus características como centro del dinero viejo, no de los nuevos ricos de La Finca. Hoy en día son un privilegio el centro de las ciudades, convertidos en parques temáticos para turistas pudientes. Quienes se siguen permitiendo vivir en el Barrio de Salamanca son los de los apellidos compuestos, los del poder", apostilla, añadiendo que a esas familias "ni les importa" darse cuenta de cómo afectan sus decisiones a las clases más bajas.

"Viven en un mundo estratificado, donde está claro quiénes son iguales y quiénes no. No creo que lo hagan siquiera con maldad, pero piensan que hay gente que no está a su nivel y no tienen con ellos un trato de igual a igual, como una deformidad heredada que les otorga el hecho de sentirse poderosos. Lo maman desde pequeños", explicita. Acto seguido, Casas añade que esa estratificación por clases se exacerba si hablamos de magnates de la comunicación.

"Los medios de comunicación, a nivel de ficción, dan mucho juego porque tienen muchos contactos a otros tantos niveles. El tema de manejar la información ya tiene unas connotaciones políticas, económicas y, sobre todo, personales", agrega, de ahí que entienda la comparación con la serie Succession, aunque prefiera la idea de un Rey Lear noir.

Eso se debe también a su forma de escribir. "Es muy complicado describir cómo funciona tu cabeza y cómo algunas ideas se quedan y otras se van", reconoce, "y cuando escuchaba eso de 'Yo es que necesito contar historias' me parecía un poco pretencioso, pero resulta que esas cursilerías de escritores, que veía lejanas y ajenas, no hay otra forma de explicarlas". "Un día un día sientes la necesidad de escribir. Yo antes de ponerme a ello tengo que tener toda la historia. Toda. Hasta el final. Supongo que eso me viene del periodismo, que necesito saber a dónde voy", responde el autor.

Casas, que como periodista de investigación afirma que sin duda le está agradecido al periodismo por haberle dotado "del hábito de escribir todos los días", aduce que la documentación para La ley del padre o para cualquier otro libro a veces es tan sencillo como "mirar las noticias que están en los medios, al quite de la actualidad, de lo que pasa", porque "que los empresarios de este país hayan contratado a gente siniestra para conseguir información de la competencia, de políticos o de jueces para luego utilizarla a su favor" no se lo ha inventado él.

"Tener influencia en la opinión pública, aunque sin que haya manipulación, ya es poder. Les va el dinero, aunque con ello le resten puntos de vista al ciudadano. Si a eso le unes echarle imaginación, como pensar quién sería uno de ser alguno de esos herederos, te sale una novela negra", explica el escritor, quien se muestra "convencido" de que si alguien de las altas esferas leyese su novela "no se sentiría identificado" porque tienen "esos comportamientos interiorizados". "Todos para nosotros mismos somos tan buenos que es muy difícil reconocerte haciendo algo malo, aunque lo leas y vivas en el mismo barrio, en la misma calle y en el mismo edificio", agrega.

"Un Guardia Civil, hablando de la corrupción, me dijo esta frase, una de las primeras que me hicieron darme cuenta de que debía empezar a escribir esta historia: 'El 80% de todos estos que se indignan no son corruptos porque no han tenido la oportunidad'. Ese es el tema", finaliza. Y quizá por ello es tan certera la frase de Dorothy Parker que antecede a La ley del padre: "Si quieres saber lo que Dios piensa del dinero, solo mira a la gente a la que se lo ha dado".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento