Los bañistas y turistas que visiten de la playa de Matalascañas, en el municipio onubense de Almonte quizá se sorprendan por el enorme peñón que se encuentra a pocos metros de la orilla. Un elemento que no es de formación natural, sino que se encuentra en ese lugar por motivos históricos muy concretos. 

Y es que para explicar la historia de esta enorme roca, conocida como Torre de la Higuera, hay que remontarse hasta el siglo XVI, en tiempos de Felipe II. 

Una fortificación a prueba de piratas

La gigantesca piedra es en realidad los vestigios de una antigua torre de vigilancia marítima, una de las muchas que había a lo largo y ancho de la costa española. Su origen está en el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II. En aquella época, las playas de Huelva eran un lugar de paso para las rutas comerciales entre España y América, lo que lo convertía en un lugar importante en el comercio marítimo. Pero también un lugar propicio para los ataques de corsarios y piratas berberiscos del norte de África. 

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Por este motivo, Felipe II ordenó la construcción de una línea de torres defensivas en la zona para defender las embarcaciones y las costas españolas, dando lugar entre muchas otras a la Torre de la Higuera. 

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El origen de su estado actual es un misterio

Históricamente se ha atribuido el derrumbe de la torre y su estado actual, con apenas la base invertida visible sobre la playa, al terremoto de Lisboa de 1755, una versión reconocida oficialmente. Sin embargo, hay otras teorías, ya que documentos de la época consultados por el investigador Javier Coronel explican que la torre ya se encontraba destruida al menos 12 años antes del terremoto, según recoge ABC. 

En cualquier caso, los vestigios de la fortificación continúan presidiendo la playa desde hace siglos, y aunque su estado y su visibilidad se encuentran en progresivo deterioro por el paso del tiempo, la erosión y el aumento del nivel del mar; los restos de la Torre de la Higuera son un reclamo más de estas playas, cercanas a Doñana, de gran valor natural.