El aleteo del Silicon Valley Bank y del Credit Suisse, o mejor dicho, la pésima gestión de sus gestores, ha provocado un huracán de consecuencias aún imprevisibles en ese ente denominado mercado. Se vuelve a hablar de pánico, las bolsas se derrumban empujadas por el miedo y nadie es capaz de mantener la calma. Bueno, sí, Christine Lagarde, que pasa tres pueblos de la crisis y ha decidido que los tipos de interés pueden seguir subiendo y la soga de los hipotecados apretarse aún más.