Cinco años después de las grandes manifestaciones unitarias que culminaron una histórica huelga feminista, este 8 de marzo se ha conmemorado eclipsado por la fractura abierta en el movimiento, que llegó a su máximo nivel este martes con la división del Gobierno en la reforma de la ley del solo sí es sí.

Las discrepancias han quedado patentes con la celebración de marchas separadas en muchas ciudades de España. En Madrid, por ejemplo, se han celebrado dos manifestaciones diferentes. Una, convocada por la Comisión 8M, considerada la oficial y en la que se ha apoyado a la ministra de Igualdad, Irene Montero, la ley trans y la ley del 'solo sí es sí'. La otra, organizada por el Movimiento Feminista, se proclama abolicionista y en contra del "borrado" de las mujeres que consideran que ocasiona la ley trans. También defiende la reforma de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual y en ella se ha pedido la dimisión de Montero.