Ana María Cameno, del colegio de monjas a convertirse en la 'Reina de la Coca' en un mundo de narcos dominado por los hombres

Ana María Cameno, la Reina de la Coca.
Ana María Cameno, la Reina de la Coca.
HENAR DE PEDRO
Ana María Cameno, la Reina de la Coca.

Se crio en el seno de una familia acomodada del Opus Dei de Burgos y acabó al frente de un imperio de la cocaína. Ana María Cameno, más conocida como la Reina de la Coca, se sienta a partir de este lunes en el banquillo de los acusados por su relación con el cartel de los Miami, un macrojuicio en el que están procesadas otras 80 personas.

"Soy un personaje que se ha inventado la Policía. Si no estuviese megaoperada, no tuviese estas tetas y no fuese pija y rubia nunca habría entrado en prisión", afirmaba Cameno en una entrevista en El Mundo en 2019. Pero la Policía Nacional no opina lo mismo. "Empezó de la nada como traficante a pequeña escala y consiguió hacerse con un imperio en el mundo de la droga", subrayan los investigadores.

Si no estuviese megaoperada, no tuviese estas tetas y no fuese pija y rubia nunca habría entrado en prisión"

Lo cierto es que Ana María Cameno ha mantenido una estrecha relación con la cárcel porque ya desde muy joven empezó a trapichear con las drogas. De poco sirvió la católica educación que recibió en casa y en su colegio de monjas porque a los 14 años empezó a frecuentar locales de música electrónica, incluso pinchaba en algunos de ellos, y, poco a poco, se fue introduciendo en los bajos fondos de su Burgos natal. 

Ya en 1992, cuando tenía poco más de 20 años, fue detenida por primera vez por formar parte de una pequeña organización que traficaba con pastillas de éxtasis en la ciudad castellana. El susto, que obligó a sus padres a rascarse el bolsillo, no frenó su meteórica carrera dentro del narcotráfico.

Ana María siguió prosperando en el mundo de la droga y se trasladó a Madrid, donde entró en contacto con el clan de los Miami, una banda de narcotraficantes que dominó el negocio de la cocaína en la capital de España a finales de los años 90. Las actividades delictivas de esta organización sirvieron de inspiración a la serie de ficción El Inmortal, estrenada el año pasado en Movistar +.

Contrató profesores de bioquímica para su laboratorio

De la mano de los Miami, sus negocios ilegales fueron creciendo igual que sus lazos con los cárteles colombianos. Tanto es así, que la joven chica de familia bien de Burgos ya era apodada "la Reina de la Coca" cuando fue arrestada en 2011 con 276 kilos de cocaína y tras desmantelar el mayor laboratorio clandestino de Europa, en Villanueva de Perales, un pequeño pueblo del extrarradio de Madrid. 

En el auto del juez, se especificaba que Ana María había traído de Colombia a cuatro profesores universitarios de bioquímica para supervisar "todo el proceso de fabricación" de la cocaína, al más puro estilo Breaking Bad.

Laboratorio de cocaína donde se hallaron 30 toneladas de productos químicos
Laboratorio de cocaína donde se hallaron 30 toneladas de productos químicos
POLICÍA NACIONAL

La Policía llevaba años investigando sus actividades ilícitas cuando lanzó la operación Colapso que permitió su detención y la de otras 24 personas en distintos registros. Fue una operación compleja en la que participaron agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) y la Brigada de Estupefacientes, pues Ana María era una maniática de la seguridad que utilizaba hasta 470 teléfonos móviles para llevar sus negocios y tenía escolta personal las 24 horas del día. Fue arrestada en su chalet de la localidad madrileña de Sevilla la Nueva, cerca de donde estaba el laboratorio y donde vivía con su marido y mano derecha, David Vela Narro, también procesado en el macrojuicio contra los Miami.

En aquel chalet, los agentes hallaron un auténtico templo de la santería cubana, una de las grandes devociones de la Reina de la Coca, con todo tipo de amuletos, velas, un altar en honor a los orishas e, incluso, cráneos de animales.

Sus otras dos devociones han sido siempre el lujo y el bisturí. Colecciona implantes de silicona y retoques estéticos con la misma pasión que almacena bolsos, zapatos y ropa de marca adquiridos en las boutiques más exclusivas de la Milla de Oro madrileña. En sus pisos francos repartidos el barrio de Salamanca fueron hallados dos millones de euros en metálico, según consta en las diligencias policiales.

Un juicio que no llegó a celebrarse

Pero a pesar de estar acusada de delitos contra la salud pública, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal, Ana María estuvo dos años en prisión preventiva a la espera de un juicio que no llegó a celebrarse. Cuando fue puesta en libertad no tardó en retomar sus negocios, quizás nunca los llegó a dejar. 

Volvió a ser detenida en 2014 en un chalet de La Línea de la Concepción, en Cádiz, donde le incautaron 99 kilos de cocaína y 149.000 euros en efectivo. Esta vez no pudo eludir el juicio y el pasado mes de septiembre la Audiencia Nacional la condenó a 16 años de cárcel y una multa de 21 millones de euros.

Los magistrados destacaron su alto nivel de vida "sin realizar ninguna actividad laboral, mercantil o empresarial lícita". En el auto se refleja que poseía numerosos vehículos de alta gama y varias casas lujosas alquiladas, entre ellas un espectacular ático de 200 metros cuadrados en Majadahonda, con tres piscinas.

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