Apreciados señoras y señores alcaldables, sé que están ustedes muy ocupados confeccionando y redactando sus respectivos programas electorales. Lógico, los problemas de las grandes ciudades son múltiples y cualquier descuido u omisión de los mismos sería imperdonable. Es más, una negligencia programática podría convertirse en un arma arrojadiza en manos de los competidores. Los manuales de campaña aconsejan que no quede nada relevante por decir en el tintero. 

Sé también que les preocupa la salud respiratoria del ciudadano, la limpieza de las calles, las labores de mantenimiento del espacio público, la seguridad ciudadana y blablablá. Nada que objetar al respecto. 

Me consta que están cocinando las listas de candidatos que presentarán a los comicios del mes de mayo. Ardua y delicada labor de selección no exenta de luchas fratricidas e intereses encontrados. 

Intuyo que sus agendas están repletas de actos, contactos vecinales y entrevistas en medios de comunicación. Incluso puede que estén a punto de grabar una cuña publicitaria o un par de vídeos para Tik Tok.

Consciente de todo ello, voy a ir al grano, a las pequeñas cosas que no salen en los pasquines de propaganda electoral. Si acuden a mi casa practicando el puerta a puerta, solicitando el voto con una sonrisa, les avanzo que lo otorgaré al candidato que prometa recuperar el clásico pesebre de la plaza de Sant Jaume. Sí, el de toda la vida. Palabra de un agnóstico amante de la cultura popular y tradicional. Gracias.