Ganaron 173 millones en el sorteo de Euromillones, pero todo salió mal: "Ojalá nunca lo hubiéramos hecho público"

Los Bayford, cuando ganaron el bote del sorteo del Euromillón.
Los Bayford, cuando ganaron el bote del sorteo del Euromillón.
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Los Bayford, cuando ganaron el bote del sorteo del Euromillón.

Ganar el bote del sorteo de Euromillones es el sueño de muchas personas, pero como dice el viejo refrán, hay que tener cuidado con lo que se desea. Es lo que le ocurrió al matrimonio británico formado por Gillian y Adrian Bayford.

Esta pareja ganó en agosto de 2012 el escandaloso bote de 146,6 millones de libras esterlinas, es decir, unos 173,5 millones de euros. Pero desde ese momento, las cosas no fueron el cuento de hadas que ellos imaginaban, recoge The Sun.

La clave, según Gillian, es haber hecho público su triunfo. En Reino Unido, Camelot, el organismo que gestiona las loterías ofrece al ganador la posibilidad de participar en un acto en el que se le entrega un cheque gigante, con champán y rueda de prensa, que el acertante puede o no declinar, aunque según algunos protagonistas, es frecuente que Camelot les persuada de hacerlo, ya que al final el acto es un evento publicitario de sus juegos.

Pero Gillian se arrepiente: "Desearía nunca haberlo hecho público", dice. Y es que su experiencia como millonaria le dice que un premio así "cambia sus vidas y no siempre para bien. Descubrirás quiénes son tus amigos. Es una revelación".

Las cosas para los Bayford se torcieron relativamente pronto. El ganar el bote de Euromillones le costó a esta pareja escocesa su matrimonio, que se vino abajo en tan solo dos años. De hecho, a los 15 meses del sorteo ya estaban separados.

A pesar de su divorcio, Gillian y Adrian dividieron sus ganancias en partes iguales y Gillian se mudó de su hogar en Suffolk a Escocia. Ahora regenta un negocio inmobiliario y ha tenido problemas legales. Adrian se quedó con la mansión que compraron, pero acabó vendiéndola, perdiendo dinero en la operación.

Pero lo peor que le ocurrió a la pareja fue el grave accidente que sufrió su hijo Cameron cuando tenía 13 años y conducía un quad por los terrenos de la finca que habían comprado sus padres. Para más inri, fue atropellado por otra hija del matrimonio, de 15 años, que conducía un coche. Ninguno de los menores tenía la edad permitida para conducir los vehículos implicados.

Adrian estuvo consumido por la culpa: "Permitió que su hijo y su hija salieran a dar vueltas por la finca en esos vehículos", dijo un amigo de la pareja. "Su hija era demasiado joven para conducir en una vía pública, pero como es una propiedad privada, no necesitaba una licencia. Los niños estaban bajo su vigilancia, ya que estaban con él mientras su madre estaba en Escocia", añadió esa fuente.

"Adrian compró el quad para poder moverse por la propiedad. Fue uno de los 'juguetes para niños' que compró después de su gran victoria", concluyó la fuente. Tras un tiempo en coma, Cameron acabó recuperándose de sus heridas.

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