La gira agridulce de Zelenski: los líderes europeos 'abrazan' a Ucrania pero mantienen una extrema cautela sobre el envío de cazas

Zelenski camina junto a Macron.
Zelenski camina junto a Macron.
EFE
Zelenski camina junto a Macron.

"Si hablamos de Ucrania, quiero decirles que Europa es nuestra manera de vivir, la manera de volver a casa. Estoy aquí para defender el camino a casa de todos los ucranianos". Un Volodimir Zelenski ojeroso, con sudadera negra y la bandera amarilla y azul en el pecho se dirigió así desde el corazón de la UE no solo a los políticos, sino también a todos los ciudadanos. Pisaba el presidente ucraniano Bruselas por primera vez desde el inicio de la invasión rusa y lo hacía con la pose de quien está convencido de reclamar lo que necesita. Es casi novelesco todo lo que gira a su alrededor, y la mini gira por Londres, París y la capital comunitaria se tornó agridulce: el 'abrazo' de sus aliados sí, pero los cazas "que Ucrania necesita" no. Al menos de momento.

Zelenski tuvo fotos, aplausos y una imagen de unidad que no es banal: la guerra va para largo y el hecho de que Occidente se mantenga al lado de Ucrania ya es relevante per se. "Me parece que también es justo que Ucrania se siente a la mesa de los líderes europeos y que seamos parte del quehacer diario europeo que esperamos que se confirme en el futuro", dijo el presidente delante de los líderes de los 27, con quienes además mantuvo reuniones bilaterales para pedirles aviones de combate. Primero fueron los tanques, ahora son los cazas. Pero si bien nadie cerró la puerta del todo solo la dejaron entreabierta. Es una cuestión de ver el vaso medio lleno o medio vacío.

De hecho, muy pocas voces se refirieron abierta y positivamente a la entrega de aviones de combate. Una de ellas fue la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. "La UE estará siempre contigo. Tu lucha no es solo por tus valores, también por los nuestros. Porque Ucrania es Europa, y el futuro de tu nación está en la Unión Europea", sostuvo, al tiempo que pedía a los 27 que decidieran "rápidamente" ese envío. No parece que le vayan a hacer demasiado caso. También el primer ministro británico, Rishi Sunak, dejó la posibilidad sobre la mesa, pero en su caso con mucha cautela. Ha pedido a su ministro de Defensa, Ben Wallace, que estudie la opción aunque avisó de que la decisión final "no se tomará a corto plazo".

De nuevo, en torno a los cazas se vuelven a dibujar dos bloques entre los países europeos. Los Bálticos son los que insisten en que Ucrania puede ganar la guerra frente a Putin, pero solo lo hará si le siguen llegando armas. En el otro lado el grupo de Alemania, Francia o España busca una posición más realista y que evite una escalada del conflicto, siendo eso sí conscientes de que la primavera será intensa en el campo de batalla. Zelenski, mientras, no pierde la oportunidad de insistir y con el último ataque masivo de Rusia aseguró que esos bombardeos son "un desafío a la OTAN, a la seguridad colectiva".

Pese al reclamo de Kiev llegan acordes desde Berlín por ejemplo que no van en esa línea y de hecho el canciller Olaf Scholz avisó antes del tour del presidente ucraniano que el soporte militar a Kiev no puede convertirse en una "competición" entre los aliados occidentales. En Francia la posición es, simplemente, ambigua. El paso de Zelenski por París suavizó el mensaje de Macron, que si bien no se cierra al envío de cazas avisa de que "tardarán tiempo en llegar" si finalmente se da luz verde a la entrega. Así, el presidente galo es partidario de tomar decisiones que puedan tener un efecto más inmediato en la guerra. En España, Pedro Sánchez no quiere la unilateralidad: habrá cazas para Kiev si hay consenso entre los aliados.

Mientras, quien no enviará armas será Hungría. Viktor Orbán, convertido desde el principio de la invasión en el caballo de Troya de Putin en la UE, mantuvo tras ver a Zelenski que Budapest mantendrá, eso sí, su programa de ayuda humanitaria. Asume el primer ministro magiar que "la guerra se alargará" y ni siquiera ve la posibilidad de una tregua. Kiev, con todo, ve a Hungría como un verdadero problema, pues ya ha dejado claro además que vetará más sanciones a Rusia si estas abarcan al sector energético.

La entrada en la UE tampoco será rápida

Donde tampoco encontró Zelenski los avances que quería fue en lo relativo a la adhesión de Ucrania a la UE. "Necesitamos abrir las negociaciones [para entrar en el bloque] en 2023", proclamó el líder ucraniano ante sus homólogos de los Estados miembros. Lo hizo en un tono mucho más posado, pero marcando a la vez una meta importante, "una motivación en el campo de batalla", como él mismo dijo. Pero esa pelota no fue atrapada por el resto. "No hay un calendario rígido" para acceder a la Unión, recordó la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Y es que Ucrania, ahora en guerra, ni siquiera cumple con la base para empezar de verdad el camino europeo.

Los Criterios de Copenhague, parte sacramental del proceso de adhesión, exigen una economía fuerte, instituciones democráticas estables y capacidad para asumir las exigencias de pertenecer a la UE. Ucrania, a día de hoy, no aprueba en ninguno de los tres. Además, los 27 se guardan una carta: tienen que ver a la Unión con capacidad suficiente para admitir nuevos miembros, en un punto tan genérico que da lugar a muchas interpretaciones. Con todo, si las negociaciones se abrieran Kiev tendría que ir cumpliendo con los 35 capítulos exigibles, que pueden eso sí quedar en suspenso durante un tiempo indeterminado. Así, Ucrania es Europa y se lo hicieron saber a Zelenski, pero en la mesa de la Unión Europea por ahora es solamente un invitado. De honor, pero invitado.

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