Borja Terán Periodista
OPINIÓN

"¡Qué ha pasado, por favor, qué ha pasado!" Detrás del susto a Carmen Lomana y María Patiño en 'Viernes Deluxe'

Momento susto en Sálvame Deluxe
Momento susto en Sálvame Deluxe
RTVE
Momento susto en Sálvame Deluxe

"¡Qué ha pasado! ¡Qué ha pasado, por favor, qué ha pasado?, grita María Patiño. La luz del plató de Sálvame Deluxe se ha apagado repentinamente cuando un golpe brusco ha interrumpido una entrevista con Carmen Lomana, que tampoco puede disimular su rostro de susto. El espectador se despierta. La audiencia se preocupa. Y, de repente, empieza a sonar la música. Es La Húngara que se pone a cantar "tengo que impedir esa boda". Es una nueva treta de Sálvame en su versión nocturna.

Viejo es aquel miedo de las cadenas de televisión a las actuaciones musicales. A este pavor, los más retros lo llaman "el efecto Collins". Por Phil Collins. Pobre, que le cayó el sambenito de hundir audiencias televisivas. En realidad, no era culpa suya. Las canciones dejaron de tirar en la televisión noventera en el momento en el que se descuidó cómo se presentaban telegénicamente. Se quedaron en un playback atado a un previsible pie de micro y el espectador desconectaba. Para eso mejor ver un videoclip. No había emoción, no había ilusión, no había historia. 

Por suerte, no hay sólo una forma de inventar historias. Estos días, se ha visto el modus operandi del Benidorm Fest: la artillería de la creatividad teatral y audiovisual para convertir canciones en experiencias. O intentarlo. Pero, después, están las mentes en ebullición de Sálvame que son capaces de perpetrar un sobresalto en directo para que el público no cambia de canal en la aparición musical.

Entonces, un ruido asalta de cuajo y finiquita un "polígrafo" con Carmen Lomana. Los focos se funden, los contertulios exaltan el caos, La Húngara empieza a entonar cual aparición extraterrestre y el público se queda magnetizado mirando a la pantalla para intentar entender qué ha pasado. 

Efecto Collins desactivado. Incluso Efecto Collins desfasado. Todos a bailar a la vez que el programa se ahorra presentaciones para cortar a una invitada y dar paso a la siguiente. Se inventa por aparente guion un extraño choque musical como transición entre temas que sirve, de paso, para contextualizar a la cantante poniendo el estudio 1 de Telecinco a danzar. Lydia Lozano, la primera. Es La Húngara. Podría ser concursante del Benidorm Fest, pero también es capaz de hacer suyo el mundo de Sálvame.

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