Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Documentos incontrolados

El expresidente de EE UU Donald Trump. durante un acto en Tampa, Florida.
El expresidente de EE UU Donald Trump, durante un acto en Tampa, Florida.
JEFFEREE WOO / DPA / EUROPA PRESS
El expresidente de EE UU Donald Trump. durante un acto en Tampa, Florida.

Unas semanas atrás se descubrió que el expresidente norteamericano Donald Trump guardaba en su residencia de Mar-a-Lago algunas cajas de documentos reservados que se había llevado ilegalmente cuando abandonó la Casa Blanca. El escándalo fue mayúsculo, se trataba de Trump, el iconoclasta de la legalidad, pero hete allí que unos días más tarde trascendió que también Joe Biden, su sucesor, mantenía algunas partidas de documentos clasificados en su casa de Delaware y comenzaron las especulaciones sobre las consecuencias que semejante infracción podría afectar a su campaña para la reelección en 2024.

Se había levantado la liebre y enseguida se incorporó a la lista el exvicepresidente Mike Pence y las dudas sobre todos los antecesores de ambos, cuya investigación ha llevado de momento a la conclusión de que los documentos reservados en los Estados Unidos, los que ocultan los secretos de la gestión más delicada de la política internacional, en realidad se trata de documentos incontrolados

Cada año se clasifican como reservados y se archivan en la nube cerca de cien millones de documentos a los que tienen acceso unos cuatro millones de funcionarios o asimilados. Con estos dos datos nadie se explica que no sean más los que se filtren a los medios de comunicación, a espías, a intereses espurios, etcétera. Y lo peor es que clasificar tantos documentos como secretos supone un gasto anual de dieciocho mil millones de dólares y desclasificarlos legalmente, cuando es necesario, cien millones. Una pasta que tampoco parece bien controlada.

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