A mediados de los años 90, Monica Lewinsky se convirtió en uno de los personajes más famosos del mundo debido a su "conducta inapropiada", es decir, a su affaire sexual con el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.

Ahora, casi 25 años después, la vida es muy diferente para esta californiana que en el momento del escándalo tenía solo 22 años.

En la actualidad, Monica Lewinsky tiene 49 años —la edad que tenía Clinton cuando mantuvieron relaciones—, no está casada y no tiene familia, cosas que alguna vez dijo que deseaba mucho. 

Durante mucho tiempo no pudo trabajar, ya que la percepción del error que cometió en su juventud frustró todos los intentos que hizo para encontrar un empleo.

De la noche a la mañana, pasé de ser una figura privada a una humillada públicamente en todo el mundo

"De la noche a la mañana, pasé de ser una figura privada a una humillada públicamente en todo el mundo", dice la ahora activista en unas declaraciones recogidas por el Mirror.

"Fui la paciente cero de perder una reputación personal a escala global, casi instantáneamente", dijo Lewinsky, que fue etiquetada como una "acosadora" y una "seductora". 

Los medios y la opinión pública se burlaron de su apariencia y no se le ofreció apoyo psicológico. La propia Monica Lewinsky consideró el suicidio y más tarde le diagnosticaron estrés postraumático.

Solo en los últimos años Mónica encontró el coraje para reiniciar su vida, como productora de televisión y activista contra el acoso escolar.

"Cuando cometiste un error colosal como el que yo cometí tan temprano en mi vida y perdiste tanto por eso, la idea de cometer un error es catastrófica. Y, sin embargo, para seguir adelante, tengo que correr riesgos, tengo que probar cosas, tengo que seguir definiendo quién soy", añade.