Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Te echaremos de menos

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.
EFE
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.

No se fue por hartazgo ni por impotencia ni por un cabreo monumental. Se fue por pura honestidad, esa que echamos tanto de menos tantas veces en la política. Jacinda Ardern fue sincera el día que anunció su renuncia: "No me queda energía y este trabajo necesita toda la del mundo". Sus cinco años al frente del Gobierno de Nueva Zelanda la habían dejado exhausta. Una pandemia, un atentado, una crisis… Algunos enseguida la tacharon de llorona, la prensa más conservadora de su país arremetió por su decisión. Otros la compararon con Zelenski, la tacharon de blanda, los desafíos del presidente de Ucrania eran mayores que los que había podido enfrentar ella y ahí sigue, llegaron a decir.

Y así, incluso con su adiós, ella volvió a demostrar que la vida pública de una mujer es el escaparate perfecto para que, quien quiera y se atreva, decida opinar y, sobre todo, criticar. Seguramente si Jacinda Arden tuviera que estar al frente de un país en guerra no decidiría irse, se quedaría, dando lo mejor de sí misma. Pero ese no es su caso. Ha querido hacer un ejercicio de honestidad mayúsculo, consigo misma y con su país. Sabe que tiene que dar lo mejor de sí misma y que si no puede hacerlo, mejor es dar un paso atrás y dejar que otros lo intenten. Eso aquí no pasa.

Demasiadas veces las mujeres copiamos los modos de los hombres. Especialmente cuando llegamos a puestos de mando. Demasiadas veces he visto mujeres que hacen exactamente aquello que criticaron, sufrieron y menospreciaron. Los machos alfa han sido durante mucho tiempo el espejo en el que mirarse. Para ser un buen jefe o jefa debías tratar a tu equipo con la empatía justa, hacer alarde de tu absoluta despreocupación por todo lo que no sea tu parcela y echar la culpa de todo lo que pase a los demás. No ayudar a tu equipo a crecer, sino simplemente mantenerte en el puesto, a costa de lo que sea. ¡Ah!, y asumir responsabilidades, las justas, hacer poco, pero aparentar que haces mucho, que parezcas muy ocupado. Y nunca jamás mostrarte vulnerable o inseguro.

Jacinda Ardern marcó una forma de ejercer el liderazgo femenino... Hacía política sin buscar la confrontación

Sí. Ese es el modelo con el que han crecido muchas de las mujeres. Y si no lo hacían exactamente así, corrían el riesgo de ser tachadas o de hijas de puta o de blandas. La frase es de Verónica Fumanal y hay que decirlo, lo clavó. No hay término medio cuando se juzga lo que hace o lo que dice una mujer expuesta a la opinión pública. Jacinda Ardern marcó una forma de ejercer el liderazgo femenino. Una forma muy personal, completamente alejada de la testosterona que estamos acostumbrados a ver en otros hombres y también mujeres. Hacía política sin buscar la confrontación. Buscaba soluciones y alianzas, consenso, eso que ya no vemos desde hace tiempo por aquí. Porque la política es eso: tener la habilidad y la maestría de buscar el punto de encuentro con los que no nos entendemos. Escuchar. Y, sobre todo, ser honestos. Cuánto nos queda por llegar hasta ahí. 

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