Helena Resano Periodista
OPINIÓN

El oso y la metáfora

El 'oso perjudicado' de la cabalgata de Cádiz vuelve, pero con collarín.
El 'oso perjudicado' de la cabalgata de Cádiz vuelve, pero con collarín.
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El 'oso perjudicado' de la cabalgata de Cádiz vuelve, pero con collarín.

Fue la imagen con la que arrancó el 2022: el oso polar de la cabalgata de Cádiz, completamente descoyuntado, saltando por las calles de la ciudad, arrancando carcajadas y alguna que otra cara de susto entre los más pequeños. Podía haber sido la metáfora del año que nos esperaba, de un año en el que –entonces no lo sabíamos– íbamos a ir más de una vez como pollo sin cabeza por la vida, la nuestra y la vida de aquellos a los que nos tocaba observar. Se hicieron mil memes de aquel momento, incluso se imprimieron camisetas y calcetines que algunos han llevado con mucha sorna estos meses. 

Y fíjate tú, que aquel oso que nos hizo reír, que fue objeto de mil bromas, ha reaparecido: en la misma ciudad, en una cabalgata de un barrio, pero esta vez con collarín. Reivindicándose como personaje imprescindible ya de una cita, la del inicio del año, y la que supone la ilusión de lo que vendrá, la ilusión de los más pequeños, pero también, confesémoslo, de los más mayores. 

Lo ha hecho "lesionado", con ese collarín que le impide volver a perder la cabeza al primer paso… Sí, vuelve a reaparecer poniéndole remedio a ese fallo que le convirtió en viral. Vuelve a las calles de Cádiz, saltando, con la misma energía con la que salió hace justo un año, pidiendo paso y diciendo que las ganas siguen ahí. O eso al menos he querido leer yo en esa vuelta del oso polar más famoso de este lado del planeta. 

El Ayuntamiento pretendía que este año se quedara en casa y un grupo de vecinos de un barrio de la ciudad ha decidido adelantarse, y demostrar que, con ayuda, se puede. Que los fallos se pueden solucionar. Y ahí están, intentando convencer al Consistorio de que vuelva a contar con el oso, aunque lo tienen difícil: el Ayuntamiento dice que este año no quiere tener "fallos técnicos".

Si fallamos, busquemos el aprendizaje de aquello. El fracaso no es el final de nada, sino el principio de algo

Si seguimos con la metáfora, ese podría ser un buen comienzo a este año que estrenamos. Volvamos a intentarlo, volvamos a soñar con que sí se puede. Si fallamos aquella vez, pues levantémonos, curemos las heridas y salgamos de nuevo a comernos el mundo. Sé que muchas veces cuesta una barbaridad, que las frases motivadoras suenan a paja mental y provocan justo lo contrario, rechazo, que los obstáculos son más grandes que las oportunidades y que caerse una y otra vez, duele y daña mucho la autoestima. 

Pero hay que encontrar las ganas y los motivos para hacerlo. Si fallamos, busquemos el aprendizaje de aquello. El fracaso no es el final de nada, sino el principio de algo. Confiemos en nuestras capacidades, en nuestras habilidades, busquemos el mejor camino para demostrar que podemos hacerlo y que somos los mejores para ello. Y ya que estamos, hagámoslo como lo ha hecho el famoso oso: arrancando una sonrisa. Sonreír siempre funciona.

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