Macron, en todas partes: omnipresente tras la derrota de Francia en plena crisis energética y con muchas críticas internas

Emmanuel Macron consuela a Kylian Mbappé tras la final del Mundial.
Emmanuel Macron consuela a Kylian Mbappé tras la final del Mundial.
EFE
Emmanuel Macron consuela a Kylian Mbappé tras la final del Mundial.

Macron saltando en el palco con los goles de Francia y desesperándose con cada ocasión perdida. Macron consolando a Kylian Mbappé tras la derrota frente a Argentina. Macron dando un discurso eterno en el vestuario de Les Bleus. Macron tuiteando palabras de orgullo para los suyos. Macron sumando fotos y más fotos. Macron, al fin y al cabo, en todas partes. Y en cambio a nivel político no pasa por su mejor momento. El presidente francés aprovechó la final del Mundial de Qatar para dar un giro más a su sobreexposición en un punto delicado de su segundo mandato, con la crisis energética apretando al país y con registros en la sede de su partido, entre otros grandes retos.

Las críticas contra el inquilino del Elíseo, de hecho, han sido constantes en las últimas horas, y la oposición lo ha tachado incluso de "totalmente ridículo" por su actitud especialmente sobre el césped. "Era un poco lamentable verlo pegarse a Mbappé", aseguró la propia Marine Le Pen. La estrategia de Macron no es nueva: su presencia en las redes sociales es transversal y es muy dado a fotos y vídeos espectaculares, pero ahora quienes no son de su cuerda le acusan de tapar con 'postureo' los problemas de Francia e incluso los suyos propios.

Y es que hace solo cinco días la Fiscalía gala registró tanto la sede de su partido, Renacimiento, como la de la consultora McKinsey dentro de la investigación por una posible financiación ilegal de la campaña electoral de 2017. "Es normal que la Justicia investigue de manera libre e independiente para arrojar toda la luz sobre esta cuestión", se limitaron a expresar desde la formación.

A esto hay que sumar que su grupo ya no tiene mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y eso lastra a un Gobierno que ha superado varias mociones de censura en los últimos meses. Macron ganó este año las elecciones sobre Le Pen, pero su figura está desgastada a nivel nacional. Además, la crisis energética pone la gestión de los suyos en el foco: así, entre sus planes se incluyen unas líneas para realizar apagones rotativos este invierno en caso de escasez de suministro eléctrico, si bien el Ejecutivo confía en que sean evitables, pues dependerán sobre todo del consumo y de las condiciones meteorológicas.

Francia se agarra a la energía nuclear igual que Macron lo hace a una imagen pública que juega con ventaja en las redes sociales. Quiere suplir las dudas políticas con firmeza en el otro lado de la cámara, tratando además de mostrar cercanía en este caso con la selección de fútbol. Es una suerte de poder blando. Al mismo tiempo, el país galo se ha sumado a los grandes debates en la UE por ejemplo con el H2Med: el gran corredor verde que llegará tras un acuerdo a cuatro manos entre París, Madrid, Lisboa y Bruselas. Pero esas manos estrechadas llegaron tras mucha polémica dada la negativa de Francia al MidCat, que era la primera aspiración de España.

Los últimos datos de valoración de Macron no son optimistas para él: solo el 37% aprueba totalmente su gestión, según un sondeo publicado a finales del pasado verano. Asimismo, su victoria en las elecciones fue visto por muchos como el mal menor frente a Marine Le Pen. El presidente francés no podrá volver a presentarse en 2027 y la gran duda está en quién será su relevo en un espacio político construido casi exclusivamente en torno a él.

Donde sí está logrando imponerse Macron, o eso parece, es en el eterno pulso con Alemania por el liderazgo a nivel de la UE. La debilidad de Olaf Scholz -en gran parte por la dependencia germana respecto a Rusia- ha dejado en bandeja a París el bastón de mando en los grandes asuntos comunitarios; no solo en lo que se refiere a la energía, sino también en otros como la reforma de las reglas fiscales. En ese contexto, no obstante, la relación del eje franco-alemán no pasa por su mejor momento, precisamente porque Francia quiere situarse por encima de Alemania en la cadena de mando, algo que en la era de Angela Merkel se daba por imposible. Ahora Macron quiere trasladar la misma imagen de estabilidad que transmitía la 'eterna canciller'.

¿Y respecto a Ucrania? Más dudas en torno al presidente francés. Macron ha sido seguramente el líder europeo más empeñado en la mediación con Vladimir Putin, tanto antes como durante la invasión. Eso le ha valido elogios, pero también rechazos. Estos últimos crecieron cuando hace algunas semanas aseguró que habría que darle "garantías de seguridad" a Moscú en el momento en el que decidiera sentarse en la mesa de negociación. El Elíseo tuvo que matizar esas palabras insistiendo en que es Kiev quien tiene que poner las condiciones en esa vía diplomática.

Emmanuel Macron emanó en 2017 casi de la nada para liderar una Francia huérfana ya de bipartidismo histórico. Ahora, más de cinco años después, genera casi tantos amores como odios, y su imagen es la de un líder político casi adicto a las fotos, a los discursos grandilocuentes y a ser parte activa de los momentos importantes. En la victoria, pero también en la derrota. Que se lo digan a Mbappé. 

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