Sí, como recitan en una conocida zarzuela: "Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad". Los ciudadanos que decidan pasear por la plaza Sant Jaume lo comprobarán. Mediante una aplicación en el teléfono móvil podrán navegar por el portal de Belén entre el buey, la mula, los Reyes Magos, la Virgen y San José. 

Es más, un código QR les va a permitir interactuar. Nada que objetar al respecto. Me parece estupenda la apuesta del Ayuntamiento de Barcelona por un pesebre virtual, pero me disgusta que se haga en detrimento del clásico y tradicional. 

En ningún lugar está escrito que no puedan cohabitar en el mismo espacio físico, imágenes proyectadas sobre muros y figuras tangibles a pie de calle- de piedra, madera o corcho. No deja de ser una paradoja que el equipo de Ada Colau, crítico con la brecha digital, exija a los bancos atención personalizada en las sucursales mientras suprime lo que se puede ver y tocar, sin pantallas azules, en las calles de la ciudad. 

El añorado pesebre clásico estaba siempre ahí, en medio de la plaza, aguardando tanto la visita mañanera de las familias con niños, como la de los noctámbulos" 

El pesebre 2022 es por definición un montaje volátil de tarde y noche, un experimento visual que requiere oscuridad y distancia. El añorado pesebre clásico estaba siempre ahí, en medio de la plaza, aguardando tanto la visita mañanera de las familias con niños, como la de los noctámbulos. 

Sería todo un detalle que el consistorio recuperara full time el pesebre y su ambientación con música y villancicos. No hace falta que sea espectacular, con cinco o seis figuras y un cobertizo basta. La imaginación y la magia ya la ponen los ciudadanos.