Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

El canturreo de los reporteros

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Una locutora, delante de un micrófono.
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Ustedes tienen que haberlo visto y oído igual que yo. Sucede en varias cadenas de televisión, y siempre en los programas informativos. El reportero (o reportera, porque les pasa a todos) lee la noticia que sea y parece que está cantando. Cantando muy mal, pero cantando. ¿No lo han notado?

Pero tampoco es música; no es una melodía, sino un irritante sonsonete, un acento rarísimo que a veces se parece al gallego, otras al aragonés; casi siempre, mezcla de las dos cosas. Dice la chica, por ejemplo: “Tras más de un mes de retrasooo…” Esas tres oes quieren decir que la chica hace ahí una inflexión hacia arriba, hacia una nota más alta, como si estuviese preguntando. Y sigue: “…el Consejo de Ministros ha aprobado la Ley de Familaaas”. Ahora es al revés: hace la inflexión hacia abajo, como un motor que pierde velocidad. ¿Por qué?

Pero lo más sorprendente es la voz. Todos ponen la misma voz, o por lo menos lo procuran. A mí no me sale y lo he intentado, ¿eh? Una voz medio ronca, medio oscurecida, gutural, como si estirasen mucho el cuello y echasen la barbilla hacia delante: “Según ha revelado Podemoos… (hacia arriba) el texto contará con algún leve retoqueee (hacia abajo)” .

¿Por qué harán eso? ¡Nadie habla así! (a no ser que le hayan operado de la laringe). A veces pienso que tratan de imitar la forma de hablar de Gloria Serra, la periodista estrella del programa Equipo de Investigación, de La Sexta, pero no es verdad porque Serra, que tiene su propio tono de voz como todo el mundo, no hace el tonto de esa manera, no canturrea las cosas que dice. Pero los demás, cada vez más y en diferentes cadenas (nunca se les ve, siempre es una voz en off), se imitan unos a otros con tal denuedo que consiguen el efecto contrario al que supongo que pretenden: el espectador se distrae, se inquieta, se pregunta: “Pero a esa chica, ¿qué le pasa en la garganta?” y deja de atender a lo que le están diciendo.

Yo me imagino a la reportera comiendo en casa con su familia: “Mami, ¿puedes pasarme la saaal? (hacia arriba) Que parece que ha quedado un poco sosooo (hacia abajo)” . Y la madre, como es natural, saldrá corriendo a buscar el termómetro porque está claro que a la niña le pasa algo.

Es ridículo. Ese irritante canturreo será, supongo, una moda pasajera que no durará mucho porque al espectador tiende a darle la risa cuando lo oye. Espero que no haya ningún redactor jefe que esté imponiendo a sus subordinados que hagan el bobo con la voz y con su manera de leer hasta lograr que parezcan bobos de verdad, que es lo que en realidad sucede.

Mi amigo Carlos, también periodista y envidiablemente más joven que yo, trabajó durante bastantes años en TVE leyendo noticias en los informativos. Era locutor, para entendernos. Yo le decía: qué raro hablas en la tele, no pareces tú. Él me explicaba que nunca se lee como se habla; que hay que hacer inflexiones, enfatizar, acentuar, matizar las palabras. Algo parecido al teatro, y eso hay que aprenderlo, como es lógico. Pero de la voz profesional de Carlitos a estos canturreos de urogallo de los actuales reporteros hay un mundo…

En fin: que tengan ustedes muy buenos díaaas (hacia arriba) y que no se mojen mucho, que está lloviendooo (hacia abajo).

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