Los ministros de Energía de la UE vuelven a reunirse este martes para intentar llegar a un acuerdo para limitar el precio del gas que importan y el acuerdo parece todavía difícil. Así lo ve al menos la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, que se ha mostrado "extremadamente preocupada" por la última propuesta que se ha puesto sobre la mesa, para rebajar de 275 a 220 euros MWh el umbral a partir del cual se debe aplicar el tope y que el Gobierno español cree que sigue "muy alejado" de lo que considera aceptable".

"Sigo extremadamente preocupada porque la propuesta con la que se sigue trabajando es una referencia muy por encima de lo que ha sido la referencia en el precio del gas natural", ha dicho Ribera durante la presentación del balance del segundo mes de implantación del plan de ahorro de energía, en el que el Ministerio también ha ofrecido datos sobre cómo ha evolucionado el precio del gas en los últimos meses.

En agosto, cuando llegó a cifras récord de 300 euros MWh algunos días, la media fue de 118 euros MWh y desde el inicio de la guerra en Ucrania, de 33 euros, cifras que están muy por debajo de los 275 euros que plantó la Comisión Europea en octubre y que fue rechazada de plano y los 220 euros que para la búsqueda de un compromiso plantea ahora la Presidencia checa de la UE.

España rechaza esta propuesta, como hace unas semanas rechazó el 'límite' de 275 euros. Entonces, se sumó a otros 14 Estados miembros, que vetaron otros dos reglamentos -sobre aceleración de trámites para autorizar proyectos renovables y sobre la plataforma de compras conjuntas de gas- hasta que no se fije un límite apropiado. Este lunes, Ribera se ha mantenido "firme en su posición" pero ya no está tan claro que otros gobiernos vayan a seguir plantándose.

La vicepresidenta ha reconocido que los últimos han sido días "intensos y complicados" de una negociación en la que persisten las presiones de países que no quieren un límite demasiado bajo porque eso perjudicaría a sus operadores, que en verano, con los precios del gas por las nubes, firmaron contratos por un precio muy elevado.

Traducido al mensaje que también la Comisión Europea -que ya planteó un límite tan elevado que Ribera lo calificó de "broma pesada"- ha trasladado desde hace semanas es que se trata de una cuestión de "estabilidad de los mercados financieros" en la UE contra el que se rebela el Gobierno español.

"Sabemos que hay una tensión, que hay algunos Estados miembros cuyos operadores compraron este verano a precios muy elevados y tienen preocupación en que Europa dé una señal de precios muy por debajo" en el límite que negocia ahora, ha dicho Ribera, que no ha ocultado que en las negociaciones "hay una presión importante al alza de los precios para garantizar las posiciones adoptadas este verano", es decir, contratos de compra de gas que se cerraron a precios muy altos.

"Nosotros creemos que no es la respuesta, la estabilidad de los mercados financieros es muy importante pero no a costa de la industria y las familias europeas", ha añadido.

Cesta de precios y un plus

Lo que propone España es un tope "dinámico" y que se conforme teniendo en cuenta "una cesta de precios" del gas en las distintas plazas internacionales donde se compra y vende gas. A eso se le sumaría un plus para que la UE no deje de ser atractiva a ojos de los productores.

De momento, no parece fácil un acuerdo en el Consejo de Energía de este martes y Ribera ha sugerido incluso que la cuestión suba al máximo nivel político y se cuele la agenda del Consejo Europeo del 15 de diciembre.

"Va a ser un debate complicado", ha augurado la vicepresidenta. Cuando termine el Consejo, ha advertido, "será nuestra responsabilidad poder salir a explicar si hemo alcanzado algo que nos ha permitido dar una señal compartida por todos o si a pesar de haberlo intentado no lo hemos conseguido".