Omar Anguita Diputado y portavoz Socialista de Infancia y Juventud
OPINIÓN

La derecha española no tiene memoria democrática

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Patxi López.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Patxi López.
EDUARDO PARRA / EP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Patxi López.

Decía Ayuso la semana pasada que lo primero que haría el Partido Popular cuando llegue al gobierno sería derogar la Ley de Memoria Democrática. Es curioso que, con la que está cayendo, la derecha española sigue haciendo oposición con un tema tan sensible como es la memoria democrática de nuestro país.

Lo cierto es que esto ya no nos pilla desprevenidos. Llevan casi dos décadas peleando por que en este país no se hable de nuestro pasado histórico, político o cultural. Y esto no lo hace porque entienda que la ley solo viene a devolver la dignidad de quienes lucharon por la democracia, la Constitución y la libertad. El problema que tiene la derecha de este país es que no quiere que hablemos de lo que hacía la derecha de este país hace unas décadas.

Ese es el síndrome de la derecha que, en pleno año 2022, pretenden hacernos creer sin debate alguno que la derecha siempre estuvo en el lado correcto de la historia. Pero ni la memoria de mis abuelos ni tampoco los libros de historia avalan esa teoría.

Nuestra derecha española no es homologable a las derechas europeas

No fue la izquierda quien se sublevó contra el orden constitucional en el año 36, no fue la izquierda quien persiguió a sus adversarios políticos durante 40 años bajo la amenaza de fusilamiento, y no fue la derecha española la que peleó por asentar la democracia y la Constitución del 78 en nuestro país. Por muchas batallitas que nos cuenten.

Y este es el principal problema: que nuestra derecha española no es homologable a las derechas europeas. En ningún país pasa lo que ocurre en España. En Italia o en Alemania, la derecha y la izquierda comparten fuerza común frente al fascismo que asoló Europa en el siglo pasado. Y aquí, por el contrario, la derecha sigue pujando por ese voto ultra que hoy pelea con Vox.

Pero que tengan una cosa bien clara: ser demócrata es incompatible con seguir dejando espacios públicos o privados a los homenajes a los fascistas o al dictador. Este país no debe nada al franquismo ni a sus escisiones políticas actuales. La democracia solo debe rendir homenaje a quienes lucharon por la democracia y la libertad. 

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