Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Un elefante a la izquierda de Joaquín Sabina

Joaquín Sabina, en 'El Hormiguero'.
Joaquín Sabina, en 'El Hormiguero'.
20minutos | CARLOS LÓPEZ ÁLVAREZ/ATRESMEDIA
Joaquín Sabina, en 'El Hormiguero'.

Veo a Sabina romper algunos platos, decir inconveniencias y dejar tirado a algún amigo. Nada nuevo. Observo también su lapidación en la red social del pajarito azul y cómo le llueven los improperios, los calificativos de facha y algunos tomatazos retóricos de escasa inspiración desde la jauría de semiconductores que cumple órdenes de un modo tan eficaz como idiota.

Dice Sabina que cada vez se siente menos de izquierda porque tiene ojos y oídos. No le gusta lo que ve, le molesta lo que escucha y afirma que lo que está pasando en América le preocupa mucho. La coherencia, como podría decir el propio artista, es una prostituta en un bautizo o un notario de Palencia comprando un BIC naranja en un chino.

Escucho a Soto Ivars en el podcast de Jordi Wild, ese espacio en el que el tiempo se para y el periodismo reflexiona. El autor de Nadie se va a reír explica que ve elefantes en las habitaciones y que siente la necesidad de contarlo. Le ocurre lo mismo que a Sabina. Hay algunos elefantes en la habitación de la izquierda española y Sabina lo sabe. La izquierda tiene, desde hace ya un tiempo, una difícil relación con la verdad. Nadie en la historia de la democracia había dejado tanto rastro audiovisual sobre el arte de afirmar algo y después hacer lo contrario y nadie había sido tan insolentemente inmune a la hemeroteca.

Hay un elefante en tu habitación cuando no sabes el sapo que te va a tocar tragar y aún así te lo tragas.

Hay un elefante en tu habitación cuando no sabes el sapo que te va a tocar tragar y aún así te lo tragas, cuando tienes que ir a leer editoriales, tertulias y tuits para explicar por qué un gobierno que dijo que el indulto entre políticos era intolerable, indulta, cuando ves que está mal visto  legislar en caliente para proteger a las víctimas, pero que se legisla rápido y con enmiendas "quirúrgicas", para ayudar al político condenado, cuando compruebas que la separación de poderes es el cuento de la lechera, pero empezando por el final, cuando los fines justifican los medios y los medios se justifican con estribillos.

Hay un elefante en tu habitación cuando la famosa casta se protege con desvergüenza, cuando te das cuenta que no ha cambiado nada, que la autocrítica se considera traición y el pensamiento independiente es sinónimo de peligro. El interesante debate sobre la aportación de Felipe González se diluye hoy en una política cobarde, advenediza y pelota que cierra filas en torno al jefe para sumar los escaños que sean necesarios para seguir en el poder, para chupar de la borrega como siempre. No debería extrañarnos que Sabina, que es un tipo listo, haya visto el elefante que está, por cierto, flaco, desmejorado, con un colmillo roto y amarillento y una diarrea elefantiásica. 

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