Una parada cardiorrespiratoria puede suceder en cualquier parte, pero hay un porcentaje alto de que se produzcan en lugares donde hay una gran afluencia de personas. Por ello, la Comunidad de Madrid cuenta con una amplia red de transporte público cardioprotegida gracias a la instalación de desfibriladores, una herramienta fundamental que ayuda a aumentar las expectativas de supervivencia de las personas que sufren alguna anomalía física.

Entre las estaciones y centros de trabajo de Metro de Madrid están instalados 317 desfibriladores, número superior a lo que marca la normativa, que obliga a tener desfibriladores en todas aquellas estaciones con una afluencia superior a los 5.000 viajeros diarios, señalan desde la cConsejería de Transportes e Infraestructuras.

"No todas las veces que lo cogemos se utiliza, pero de las veces que lo hemos tenido que usar, el 70% de las personas sale del Metro con vida. Esa es nuestra responsabilidad de nuestras posibilidades. Posteriormente, ya es algo que le corresponde al Sammur", ha indicado a 20minutos el responsable del Servicio de Protección Civil, Juan Carlos García Moreno.

Gracias a la colocación de estos equipos en el suburbano, desde 2017 hasta la fecha, de las 30 ocasiones en las que se ha requerido su uso, en 13 de ellas no se detectó incidencia cardiaca y, de las otras 17, en 12 ha posibilitado el trasladado con vida al paciente a un centro hospitalario.

En los cinco intercambiadores de la región --Moncloa, Príncipe Pío, Plaza Castilla, Avenida de América y Plaza Elíptica-- cuentan con desfibriladores semiautomáticos con el objetivo de reforzar la seguridad en estas instalaciones, ya que cada día lo utilizan un millón de viajeros.

"Lo más impactante es cuando ves que una persona deja de respirar. Inmediatamente, le pusimos el desfibrilador, le dio una descarga y al poco tiempo empezó a respirar de nuevo hasta que llegó el Sammur", ha detallado el coordinador de línea de Metro, Javier Malo, quién vivió una situación de una parada cardiorrespiratoria.

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En toda la red de transporte público se ha incluido la señalización necesaria para que los usuarios identifiquen estas instalaciones como espacios cardio-protegidos y localicen sin dificultad los desfibriladores.

El consejero de Transportes e Infraestructuras, David Pérez, sostuvo hace unas semanas que el objetivo de instalar desfibriladores en toda la red "es la de poder salvar vidas, porque permiten realizar una atención inmediata ante una parada cardiorrespiratoria que pueda sufrir un viajero, incrementando notablemente sus expectativas de supervivencia y reduciendo secuelas posteriores".

Cursos para trabajadores

La normativa permite que cualquier persona, sea trabajador o usuario, pueda llegar a utilizar estos aparatos tras establecer la correspondiente conexión con el teléfono de emergencias 112, con el que el desfibrilador se encuentra permanentemente conectado.

"Al principio, como era una cosa absolutamente novedosa, hubo gente que estos cursos lo valoraron como una lección de vida. Han estado todos muy implicados en ello porque han aprendido cosas que te pueden servir para cualquier momento de la vida", sostiene Malo.

Por su parte, el coordinador de Instalaciones de Protección Contra Incendios, José Carlos Galindo, ha explicado que los desfibriladores que se han instalado por la red de Metro tienen un uso "muy sencillo". "Se aprieta el botón de energía, y el aparato te va diciendo todo lo que debes hacer. Te indica el momento exacto en que debes hacer las presiones con la mano, si la fuerza es suficiente o no, y el momento en el que debes retirarte para dejar al desfibrilador dar la descarga". 

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo occidental y, entre ellas, ocupa un lugar destacado la muerte súbita cardiaca como resultado de una parada cardiaca secundaria, principalmente debida a la fibrilación ventricular. La mayoría de estas muertes súbitas ocurren fuera del entorno hospitalario, de ahí la importancia de la instalación de estos equipos.