Héctor Abad Faciolince recuperó un verso de Borges para titular su novela biográfica El olvido que seremos. La obra narra las memorias de su infancia y las convierte en un homenaje a su padre, un médico colombiano que luchó por los derechos humanos y el acceso a agua y saneamiento de millones de compatriotas. Y es que, antes de ser olvido, seremos el legado que dejemos en el mundo.
En vísperas del 1 de noviembre, acompañamos el recuerdo de nuestras personas queridas con la reflexión sobre cómo nosotros mismos seremos recordados cuando nos vayamos. Nuestro legado lo constituyen los valores que cimientan nuestra vida, a los que además podemos dar continuidad apoyando la labor que muchas entidades y organizaciones hacen para mejorar la vida de las personas más vulnerables haciendo testamento solidario, donde se puede incluir una donación a una o varias ONG.
Esta forma de colaboración está creciendo a nivel mundial y también en España. Según datos del sector, en 2021 los españoles y españolas donaron 33,8 millones de euros a ONG y fundaciones a través de testamentos solidarios, un 31% más que en 2020, unos 23,3 millones de euros.
«¿Qué queda al final de ti? Ser buena persona, tener valores… Que tenga sentido haber estado en este mundo, con lo maravilloso y complicado que es», es la reflexión que Ton Guardiet, empresario de 48 años, hizo antes de hacer testamento solidario.
Se trata de ser coherentes con nuestros valores, extender nuestra solidaridad y mantener nuestro compromiso con las causas que nos mueven más allá de nuestro paso por el mundo. También es un acto de justicia con las generaciones futuras, a las que tenemos la obligación moral de legar un mundo mejor y más igualitario.
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