Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania, los servicios de inteligencia ucranianos han hecho públicas decenas de supuestas intercepciones telefónicas de soldados rusos en el frente. En esta ocasión, el audio pertenece a un supuesto movilizado ruso que podría confirmar una práctica que, por otra parte, Kiev ya sospechaba: que en el frente hay soldados encargados de abatir a desertores rusos que huyen del frente. 

En el supuesto audio, el soldado movilizado por Rusia habla con su pareja de manera distendida sobre las situaciones en el frente, donde supuestamente no debería estar. Este asegura que, aunque supuestamente están todavía de entrenamiento, en realidad está ya en el frente. 

Además, asegura que algunos de los nuevos reclutas son prisioneros, y que a estos los envían a primera línea, mientras que a su unidad lo han posicionado en una segunda línea, desde donde escucha los combates y están preparados por si alguno decide huir. 

"Nos trasladaron de regreso a la segunda línea, hay disparos en algún lugar delante de nosotros, pero por ahora estamos de vuelta en las trincheras", asegura el supuesto soldado, que agrega: "Si alguien vuelve corriendo, le disparamos".

"Así es como lo tenemos configurado", reconoce el soldado en el audio publicado por las autoridades ucranianas. "Nos sentamos en la segunda fila, custodiando la primera. Detrás de nosotros hay otra línea. Es imposible huir. Disparamos a los nuestros. Si alguien va por ese camino, tienes que acabar con él", dice. 

Este audio, cuya procedencia asegura Ucrania es de un soldado ruso, aunque no se ha podido confirmar, demostraría para las fuerzas de Kiev lo que ya sospechaban desde el inicio del conflicto. Además, este tipo de acciones se han relacionado históricamente a los Ejércitos rusos, en ocasiones como forma de propaganda y en otras a través de informes militares, como ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial.

La conocida como Orden 227, promulgada en 1942 por Iósif Stalin, establecía que todo aquel soldado soviético que decidiera retirase sin el permiso sería disparado por sus oficiales. Este hecho se hizo popularmente conocido en las filas soviéticas a través del lema: "¡Ni un paso atrás!".