Vals, criminalística, cementerios... Modernidad y tradición luchan a ritmo de thriller gótico en la Viena del siglo XIX

El escritor alemán Oliver Pötzsch, en Madrid
El escritor alemán Oliver Pötzsch, en Madrid
CARLOS RUIZ B.K. / CEDIDA POR PLANETA
El escritor alemán Oliver Pötzsch, en Madrid

Dos crímenes en el otoño de 1893 dan la bienvenida a Viena al inspector Leopold von Herzfeldt. Una joven asesinada con una estaca con una inscripción en latín clavada y el intento de desenterramiento de un hermanastro de Johann Strauss que reclamaba la autoría del Danubio Azul y que se ha suicidado. Von Hezfeldt, junto a una teleoperadora de la comisaría y un extrañísimo sepulturero del Cementerio Central de la ciudad, comenzará una carrera por cazar al asesino que le llevará a los rincones más oscuros de la capital austríaca y que supone el argumento de El libro del sepulturero (traducción de Héctor Piquer Minguijón, Planeta) un thriller histórico que coquetea con el terror.

"No diría que tiene elementos de terror", explica este autor alemán a 20minutos mientras pasea por las tumbas de un cementerio madrileño, "sino elementos góticos". "Es ese terror de la época que me encanta", asegura, "por eso esta novela tiene cosas de Lovecraft y Bram Stoker... Además, para mi, Viena es la capital de lo gótico porque tiene muchísimas historias de este tipo".

Pötzsch es un superventas en su país de historia bastante curiosa. Desciende, por rama materna, de la familia Kiusl, una larga saga de verdugos -al menos 14 de sus antepasados- que, según las crónicas, trabajaron activamente desde los siglos XVI y XIX en Pfaffenwinkel, una región del sur de Baviera. Esta historia familiar, claro, le sirvió de inspiración para su primera novela La hija del verdugo, que le catapultó al éxito literario y al inicio de una saga.

Ahora regresa con una historia que no solo escarba en la histórica gótica de Viena, sino en los orígenes de la criminalística moderna. El maestro del protagonista en la novela es un personaje histórico real, el fiscal y juez Hans Gross, de la ciudad de Graz también en Austria, que escribió uno de los primeros manuales prácticos de esta materia: el Manual del Juez como Sistema de Criminalística. "Al lector le puede sorprender que el inicio de lo que hacen el FBI o en las series como C.S.I. no estuviera en Nueva York, Londres o París, sino en una pequeña ciudad austríaca", explica este autor. "En ese manual", explica Pötzsch, "aparece todo lo relacionado con exámenes de sangre, venenos, balística, análisis de escenarios... A día de hoy, el FBI sigue usando fragmentos de este manual. Fue el origen de la criminalística moderna y por eso quería escribir un thriller de misterio ambientado en ese final del siglo XIX. Ahí nació todo lo que vemos en series y películas".

Asegura que, contando con Johann Strauss y familia como ilustres secundarios y teniendo la música bastante peso en la novela (hasta tararea un vals en medio de la entrevista), pensó en titular la novela como "El vals negro". "La novela va también sobre este estilo musical", rememora el autor, "que es una música dulce y a veces algo ñoña, pero también puede ser cruel, así que pensé que podía mezclarlo con lo oscuro y lo gótico". "Llegué a creer que podría haber sido un buen título, pero no funcionó", aclara.

Asegura Pötzsch que, "ha sido muy divertido escribir sobre Strauss de una manera diferente a lo visto en otros libros". Promete el autor ironía y algo de mala uva en las reflexiones de sus protagonistas sobre la música de moda en la época, que define como "uno de los motores de la obra".

El escritor alemán Oliver Pötzsch en un cementerio de Madrid.
El escritor alemán Oliver Pötzsch en un cementerio de Madrid.
CARLOS RUIZ B.K. / CEDIDA POR PLANETA

Pero lo cierto es que la Viena de finales de la época es marco y protagonista de la historia. Pötzsch confía en que la novela  sea "una especie de guía por esa Viena tan bonita de la época" y explica que, acostumbrado a escribir novelas ambientadas en la Edad Media o el siglo XVII, el XIX le ha resultado "casi un alivio" por la amplia documentación disponible. "Estuve dos semanas, voy a los sitios, a los museos, camino, charlo, me impregno del ambiente... y espero que eso se note", confiesa.

Esa "Viena tan bonita" que dice el autor esconde, además de muerte y truculencia, un mundo en plena transformación. "Estaban llegando muchos inventos, como la electricidad, los teléfonos, el cine, los automóviles... Además, la ciudad estaba recibiendo a muchos inmigrantes y se vivía un auge del antisemitismo", que sufre uno de sus protagonistas, analiza el escritor, "la gente estaba confundida y no se sentía segura, lo que se trasladaba a la política". Y reflexiona, "es un poco como lo que vivimos ahora con la revolución digital y de las nuevas tecnologías o el cambio climático, pero me encanta escribir sobre estas épocas en las que se siente que algo está cambiando en la Historia".

Antes de concluir este paseo entre tumbas, Oliver Pötzsch explica que la segunda parte de esta serie -mismos investigadores, distintos casos- ya ha sido publicada en Alemania y que planea seguir con ella. "En cada historia habrá un toque gótico diferente", avanza, "si en esta hay algo de vampirismo, la segunda se centra en las momias y la presencia del Antiguo Egipto en Viena y la tercera en temas de espiritismo, que aquella época fue el momento álgido de esos movimientos".

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