Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Y mientras, todos esperando

London (United Kingdom), 25/10/2022.- Britain's new Prime Minister Rishi Sunak arrives in Downing Street, London, Britain, 25 October 2022. Sunak has taken over as Prime Minister after going to see King Charles III at Buckingham Palace. He is the youngest British prime minister in modern political history. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/TOLGA AKMEN BRITAIN POLITICS PRIME MINISTER
El nuevo primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak
TOLGA AKMEN / EFE
London (United Kingdom), 25/10/2022.- Britain's new Prime Minister Rishi Sunak arrives in Downing Street, London, Britain, 25 October 2022. Sunak has taken over as Prime Minister after going to see King Charles III at Buckingham Palace. He is the youngest British prime minister in modern political history. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/TOLGA AKMEN BRITAIN POLITICS PRIME MINISTER

El otro día decía el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, que las negociaciones con el Reino Unido sobre Gibraltar iban bien pero que era difícil avanzar con la situación que el país británico está viviendo. Aquello me hizo pensar que, más allá del sainete que podamos percibir de lo que está pasando en Londres en los últimos meses, supongo que hay mil y una gestiones y negociaciones importantes que están estancadas por culpa de ese caos que reina ahora mismo en el partido conservador británico y su afán por seguir en el poder y no convocar elecciones anticipadas.

Si cada cierto tiempo hay cambio de interlocutores, es difícil lograr que lo que pactaste en la última reunión ya, no solo se mantenga, sino que el nuevo equipo esté al tanto de lo que allí se habló y de lo que se acordó. Y así supongo que con todo, lo que se traduce en retrasos y retrasos. Piensen en decisiones importantes sobre salud, sobre ayudas económicas para atajar la factura de la luz, sobre educación…

Ya solo con cada cambio de primer ministro se pierde día y medio. Y llevamos 5 en los últimos años. Entre que anuncian quién ha ganado y se ejecuta ese cambio, se pierden horas preciosas. Hay que salir al atril del 10 de Downing Street y dar un discurso. La mayoría, al menos los dos últimos, Boris Johnson y Liz Truss, con cero autocrítica: no asumen ninguna parte de culpa de ese bucle de inestabilidad en el que están instalados desde que votaron a favor del brexit. Después de ese discurso, recorrido en comitiva hasta el palacio de Buckingham para comunicar solemnemente al rey que se marcha, que dimite. Como si el rey no estuviera al tanto. Pero claro, hay un protocolo que cumplir y en esto sí que los británicos son absolutamente respetuosos.

Después de esa pequeña reunión en la que se dicen lo evidente –"suerte", "ha sido un placer", "hasta la próxima"–, llega el turno del que entra, del que llega. También tiene que ir en comitiva hasta ese mismo palacio, ser anunciado en audiencia, ser recibido por el monarca, mantener la charla de rigor, más formal que otra cosa, y salir con el mandato de formar gobierno. De ahí, en comitiva de nuevo hasta el 10 de Downing Street en el que han vuelto a colocar el atril (ayer incluso lo cambiaron, cada uno usó uno diferente) y desde el que, ahora ya sí, el nuevo primer ministro, pronuncia unas palabras. En medio de todo esto, no se olviden, ¡la mudanza! Porque hay que sacar las cosas personales del o la que se ha ido y meter las pertenencias del que –o la que– llega. Con familia incluida.

Y mientas, asuntos de calado esperando a que puedan ser atendidos. La situación en el Reino Unido es preocupante, lo es desde hace mucho tiempo, cuando decidieron apostar por el brexit. Desde entonces el país vive una de las crisis más graves de los últimos años. Rishi Sunak tiene un desafío enorme por delante. Solo queda desearle toda la suerte del mundo.

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