Entrevista

Juan Manuel Ortega: "Con la Tómbola Antojitos me ha pasado lo mismo que a Chiquito de la Calzada"

  • Los vídeos de esta tómbola tradicional acumulan más de cincuenta millones de visualizaciones en redes sociales.
  • El fenómeno de la viralidad sorprendió a esta empresa que había superado con dificultades la pandemia.
  • Las canciones que canta Juan Manuel Ortega en la tómbola gozan de gran éxito entre el público joven y adolescente.
Juan Manuel Ortega delante de la tómbola Antojitos.
Juan Manuel Ortega delante de la tómbola Antojitos.
S.M.
Juan Manuel Ortega delante de la tómbola Antojitos.

La feria por la mañana parece un decorado de spaghetti western abandonado. Las atracciones se doblan sobre sí mismas como transformers haciendo yoga. Juan Manuel Ortega termina de reponer la tómbola Antojitos. La pandemia le estropeó los planes de jubilación y un vídeo en TikTok lo convirtió en eso que llaman viral. Sus vídeos tienen millones de visualizaciones y la fama ha traído cambios. Pide vermú con olivas en el mesón la Fortuna y los camareros, cuando lo ven, le cantan el estribillo: “¿Y dónde te ha tocado?” Seguirán haciéndolo cada cinco minutos como si fueran autómatas mientras dura esta entrevista: “Ya está la rueda girando y los corazones, palpitando. Y cuando te pregunten, ¿y dónde te ha tocado? Tú les tienes que decir: en la tómbola Antojitos”.

¿Por qué hace este trabajo? 
Mis padres trabajaban en la feria. Me ha tocado continuar. Me ha tocado esto. 

¿Le ha tocado en la tómbola? 
Así es. Nunca valoré hacer otra cosa. Decidí no estudiar y ponerme a trabajar con doce años y mis padres me llevaron con ellos a la feria. Me he desarrollado en este trabajo toda la vida. Estoy satisfecho, no me arrepiento. Llevo toda la vida en la feria y treinta años con la tómbola. Volvería a hacerlo. 

¿Es duro el trabajo en la feria? 
Sí. Es un trabajo nómada. Estás siempre fuera de casa y no hay horarios ni, por supuesto, días festivos. La gente piensa que por las mañanas descansamos, pero hoy, por ejemplo, a las nueve de la mañana ya han venido a descargar mercancía y los he recibido. También conduzco el tráiler y hago de todo. Algunos días también hay que abrir por la mañana. Es un trabajo constante.

¿Cómo se lleva la vida nómada? ¿Hay tiempo para parar? 
Me gustaría parar tres meses, pero no sé si será posible. Cuando acabe aquí tengo que ir a casa a preparar todo el material. Después, embarcamos en Huelva y nos vamos al Puerto de la Cruz en Canarias hasta Navidad, seguimos en carnavales de Santa Cruz y, después, vuelta a empezar aquí en la península, en Padrón. 

El público americano quiere también disfrutar de la tómbola. 
Ya, pero no es posible. Dejan infinidad de mensajes para que vayamos, pero les animamos a que vengan a vernos cuando estén por aquí de vacaciones. También nos llaman los ayuntamientos y nos reclaman para bodas y eventos, pero uno no da más de sí. 

Me imagino a algún famoso intentando contratar la tómbola Antojitos para un cumpleaños o a alguna empresa atrevida para una de esas jornadas lúdicas con sus empleados.Sí, podría ser interesante, pero este es un negocio muy personal. No puedes mandar la tómbola, quieren que vaya yo también. Mi hijo y mi nuera están trabajando conmigo, hablan en el micro, pero mucha gente quiere verme a mí. 

El mérito está en la constancia y en la honradez. Hagas lo que hagas, a las duras y a las maduras, amando tu trabajo, al final algo pasa.

Hablemos de la fama a través de las redes. Cuando le pregunten dónde le ha tocado el fenómeno viral, ¿qué les tiene que decir?Suerte, fortuna, casualidad. Salió un vídeo, después otro.  Fue hace poco más de un año. Unos chavales subieron unos vídeos y la cosa explotó. Yo casi no me enteraba, no sabía qué era el TikTok, ni sabía entrar. Hago lo mismo exactamente que hace quince o dieciséis años. Me ha pasado como a Chiquito de la Calzada, que estuvo toda la vida trabajando por los mundos de Dios y, a última hora, se hizo famoso por los chistes. Lo que hizo toda la vida, al final, se multiplica de un modo brutal. Cuando sucedió todo, me iban contando, me preguntaban, salía en la tele, fue una locura. 

La Tómbola Antojitos es un fenómeno viral en TikTok.
La Tómbola Antojitos es un fenómeno viral en TikTok.
S.M.

El mérito, en cualquier caso, estaba ya antes. 
Sí. Esto se lo digo a mi hijo. El mérito está en la constancia y en la honradez. Hagas lo que hagas, a las duras y a las maduras, amando tu trabajo, al final algo pasa. Lo importante es el reconocimiento que se da uno mismo, la satisfacción, pero no niego que esto de que te vean ocho millones no sea también una gran satisfacción.
A veces, miro al público y los veo atentos, grabandonos con el móvil, y pienso que antes pasaban de largo y ni siquiera nos miraban y ahora esperan a que abramos y nos felicitan y piden fotos. Es algo increíble.¿Por qué ahora? Me podría haber pasado hace quince años para tener más tiempo de disfrutar. Cuando el público no te entra, a veces, es un trabajo muy duro.

¿Se ha notado el efecto viral en lo económico? 
Sí. Las cajas suben un veinte o un treinta por ciento desde entonces. Pero no me vuelvo loco. En general, va todo para bien, pero también puede ser para mal. Esto te condena más, te ata más al negocio. Viene una cuadrilla de amigos a las tres de la mañana y quieren que les cante. Tengo que cantar, claro. 

¿Por qué hay que cantar en una tómbola? 
Tengo sesenta y seis años hoy. Con veinticinco ya empecé a cantar. Entonces tenía el juego de la Ratita, que llevaba otra canción. Todavía se acuerdan de mí en algún pueblo. Después tuve unas carreras de camellos y también tenía una canción muy conocida: “Avanti tutti a tutti jorobi, comienza la carrera, el uno va primero, el siete se lo quita, el once le adelanta, a ver quién se lo lleva, a ver quién ganará, le damos el champán, champán, champán, champán de L'Aixertell el que anuncia el Orson Wells y el Adolfo Marsillach”.

¿Tiene que cuidarse la voz?
Sí, son muchas horas. Cuando se acerca el final de la jornada, tengo la voz más rota. Paradójicamente, me sientan muy bien las bebidas frías y mal las calientes. Al revés que a los cantantes.

Y  siempre hay que estar bien porque todo el mundo está grabando.Es verdad. Es gratificante para mí ver que les gusta. Se juntan muchas cosas: los padres ven a su niño cantar. Ellos se convierten en protagonistas. Han subido a tirar la ruleta personas de todas las edades. El récord lo tiene una señora de cien años. Viene mucha gente a grabar, aunque no jueguen. También hay cuadrillas que les gusta ver a un amigo salir a cantar. Este año sale mucho el satisfayer. Ver a trescientas personas aplaudir cuando sale es algo que no tiene precio. Me dijo una señora que casi echan a su hija de clase en el instituto por cantar nuestra canción en clase. Es muy divertido. 

La gente ya no creía en las tómbolas y tuvimos que buscar fórmulas nuevas. Parece que hemos acertado.

¿Existe la suerte?Sí. A veces, quiero que le toque a alguien un premio grande y no le toca. Hay gente que juega mucho y no se lleva nada y otros que juegan poco y ganan los premios gordos. Existe la suerte.

¿Hay algún patrón en el azar?No. Quieres que salga algo y no sale. A veces, pongo un comodín cuando hay mucha gente y no hay modo de que salga. Luego, con mucha menos gente, sale.

¿Qué es lo peor de este trabajo?El papeleo. En cada feria hay que presentar una cantidad de documentos brutal. Permiso de luz, industria, ingenieros, fianzas, etc. Es tremendo. He sabido reinventarme. Hace pocos años había cien tomboleros en España. Ahora quedamos unos diez. La gente ya no creía en las tómbolas y tuvimos que buscar fórmulas nuevas. Parece que hemos acertado. El premio grande es muy importante y el premio pequeño funciona si consigues que tenga gracia. 

Seguro que alguien ha cantado especialmente bien su famosa canción.Sí. A veces, me ha tocado algún cantante de ópera y también me lo cantan por soleares los andaluces. Hace poco, un grupo de música ha hecho mi canción en modo rock y suena muy bien. También han tirado de la ruleta Paquirri y la Pantoja. Hay sorpresas siempre. 

¿Tenía razón Marisol con lo de que la vida es una tómbola?Sí que la tenía. En la vida tienes altos, bajos, suerte, azar. Pero, a fin de cuentas, creo que también hay justicia. Yo solo puedo estar agradecido.

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