O nunca le fue inculcado o es que jamás le llamó la atención. Sea como fuere, lo cierto es que Carlos III de Inglaterra no heredó de su madre, la difunta Isabel II, la pasión por las carreras de caballos ni por los animales en sí mismos. Pero hay alguien que desde joven sí que se siente atraída por dicho mundillo y que aprendió bastante de su suegra: la reina consorte Camila.

Será ella, por tanto, quien tome las riendas, nunca mejor dicho, de los establos reales, que contienen unos 50 corceles aproximadamente para que sigan siendo un motivo de orgullo de la familia real británica. En dicho cargo será quien mantenga relación con los entrenadores, que consiguieron que el año pasado fuese una de las mejores temporadas de su historia, con ganancias totales de 584.000 libras (unos 665.000 euros).

Sin embargo, el soberano se está planteando lo contrario, reducir la cifra de tanto de equinos como de diez entrenadores, dado que todo le cuesta al menos 1,5 millones de libras esterlinas al año (1,7 millones de euros) y, como las ganancias son mucho menores, llevan tiempo operando con pérdidas anuales. "Va a querer quitarle peso a todo eso", ha declarado una fuente cercana al Mail.

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"Creo que ahora será Camilla la cabeza visible. El plan siempre ha sido que ella y el rey Carlos asuman el legado", ha dicho, admitiendo que sobre todo es porque ella "adora los animales y es una gran apasionada de las carreras". "De veras que le encantan, en especial [la carrera] de Cheltenham y los saltos", ha puntualizado.

Aunque el propio rey Carlos III tuvo una época como jinete amateur en la década de 1980, ha sido su esposa quien ha continuado siendo fanática de este deporte y quien más está insistiendo en la importancia de mantenerlos. "[El rey] Siempre ha sido un seguidor, pero ha sido la afición de su madre por lo que lo ha tenido al alcance de la mano. Y él mismo posee algunos caballos, en particular con la [entonces] duquesa de Cornualles. Ella en cambio sí que está absolutamente enamorada de las carreras", reveló John Warren, quien fuera asesor de carreras de la reina Isabel II.

De hecho, este mismo jueves su primer corredor, un caballo llamado Educator, ha terminado segundo su carrera en el hipódromo de Salisbury. "Su difunta Majestad dejó una huella indeleble en nuestro deporte y su legado seguirá presente, no sólo a través de los caballos que aún correrán en nombre del rey Carlos III, sino también de aquellos que ella crio y que aún no se han visto en el hipódromo", ha dicho el presidente de la Autoridad Hípica Británica, Joe Saumarez Smith.

Es por ello que muchos creen que el rey va a ordenar una revisión completa de los establos reales en las próximas semanas, para saber con qué número de pura sangre cuenta, ya que tanto la princesa Ana como Zara Tindall querrán hacerse con algunos de los ejemplares de Isabel II y, según informes internos, otros propietarios y criadores estarían también interesados.