Investigadores del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes-Cerca) han hallado nuevos restos de mamut y la mandíbula de un tigre de dientes de sable de hace un millón de años en el yacimiento del barranco de la Boella, en La Canonja (Tarragona).

Los trabajos de la campaña de excavación arqueológica, que se realiza entre el 5 y el 30 de septiembre, han permitido recuperar también herramientas que convierten al yacimiento en un referente internacional por el conocimiento de las primeras poblaciones humanas europeas, ha informado el Iphes en un comunicado.

La excavación de este año se ha centrado en los sectores Cala 1 y Mina, y en el primero de ellos durante campañas anteriores se han recuperado restos de mamut despellejado por los humanos del pleistoceno inferior, junto con gran cantidad de restos de herramientas de piedra, con las conocidas como 'hachas de mano'.

Herramientas de sílex

Este año, los trabajos han permitido ampliar este registro lítico con abundantes herramientas de piedra hechas principalmente de sílex, y es probable que estén relacionadas con los trabajos de despellejo de un mamut, cuyos restos empezaron a aparecer en los años 2007 y 2018.

En el caso de Mina se han recuperado herramientas de piedra, entre las que destaca un 'pico' hecho de esquisto, siendo la primera vez que se documenta este tipo de herramienta en el yacimiento, que permitirá conocer en profundidad la diversidad tecnológica de este grupo de homíninos.

En este sector, los investigadores han recuperado una mandíbula de un tigre de dientes de sable, en la primera vez que se recuperan restos de este tipo de especie en el Barranc de la Boella.

La presencia de este tipo de animales en este entorno hace un millón de años contribuye a abrir nuevas perspectivas de investigación por parte de los responsables del proyecto, ya que permitirá establecer qué relación de competencia tenían estos homínidos con estos grandes carnívoros.

Restos de mamut

También se han extraído restos de mamut, concretamente huesos largos, y que se encuentran ahora en el laboratorio de Iphes-Cerca para su restauración y preparación para su posterior estudio.

Los trabajos de excavación han contado con la participación de unas 50 personas, de las que 20 son del Iphes-Cerca, además de alumnos de grado y máster de diversas universidades españolas e investigadores del Museo de Ciencias Naturales de Madrid y del Museo de Historia Natural de París.