Entrevista

Ildefonso Falcones: "Las esclavas en la Cuba española luchaban contra sus amos con el aborto y el suicidio"

Ildefonso Falcones, durante la promoción de 'Esclava de la libertad'.
Ildefonso Falcones, durante la promoción de 'Esclava de la libertad'.
EFE/Quique García
Ildefonso Falcones, durante la promoción de 'Esclava de la libertad'.

"Ahí estoy, escapando", responde el escritor Ildefonso Falcones (Barcelona, 1959) cuando se le pregunta por el cáncer de colón que le aqueja desde 2019. Y, en su escapada, ha logrado escribir una nueva novela que ahora presenta, Esclava de la libertad (Grijalbo, 2022), en la que la escritura, asegura, ha resultado "terapéutica".

Una novela con novedades respecto a sus anteriores y exitosas ficciones, como La catedral del Mar, y que, por lo visto, mantiene su idilio con el público lector. Esta vez, lo hace con un tema cercano y controvertido: la esclavitud en España y sus territorios durante el siglo XIX.

A través de dos mujeres, la esclava Kaweka  en la Cuba del siglo XIX, y su descendiente, la universitaria Lita en el Madrid del siglo XXI, Falcones construye una trama en dos tiempos que le sirve para hablar de opresión, libertad, racismo y del peso -ético y económico- del pasado.

Este escritor barcelonés asegura que tenía "en su cabeza y desarrollada" esta historia desde hacía mucho tiempo, pero que cuando se lo presentó a la editorial decidieron "apostar por otro proyecto". Sin embargo, con el cáncer, la cosa cambió. "Con mi condición física", explica, "lo que necesitaba era ponerme a escribir, no a estudiar un nuevo proyecto desde el principio".

¿Por qué le sedujo la idea de relatar la esclavitud española?Me di cuenta de que, cuando pensamos en la esclavitud, nos imaginamos hechos históricos muy antiguos y esta esclavitud fue coetánea de mi abuelo. Las personas a las que yo he conocido y tocado vivieron la esclavitud. España fue el último país en abolir la esclavitud en sus colonias (en 1886, en Cuba) y me chocó. Además está poco estudiado y hablado, lo que es normal porque no hay nada de lo que alardear.

Cuando se escribe sobre un tema, ¿se hace con sentimiento de injusticia o de culpa?De injusticia, sí. Creo que es común; pocas personas pueden observar esto sin sentirlo. De culpa, no. No quiero que sintamos culpa por algo que sucedió hace más de cien años. Con todo, estamos en el decenio del reconocimiento de los afrodescendientes promovido por la ONU y firmada por España, que busca reparación y reconocimiento, y eso sí que lo deberíamos apoyar todos.

Nadie sabe cómo se puede reparar el daño de la esclavitud. La ONU se queda en enunciados épicos.

¿Cómo se puede reparar un daño así?No me lo imagino. Fue mucho tiempo y millones de esclavos, solo en la esclavitud española.  Si sumamos la brasileña, la estadounidense, la inglesa o la portuguesa, es de locura. No lo sé, nadie lo sabe. La ONU se queda en enunciados épicos, pero no dice cómo se hace eso. Pero sí puede servir para entender que deberíamos hacer un esfuerzo de asimilación y acogimiento. Y partamos de la base que España ha actuado con una generosidad impresionante con todos los  que han venido a España y deberíamos sentirnos orgullosos. Tratar de erradicar el racismo es difícil, pero hay que intentarlo.

El novelista Ildefonso Falcones, durante la promoción de Esclava de la libertad
El novelista Ildefonso Falcones, durante la promoción de Esclava de la libertad
EUROPA PRESS

¿La novela puede ayudar?Yo escribo para entretener dentro de un escenario real, no busco nada más. Pero si por ese hecho puede haber algún tipo de reacción, encantado.

¿Cree que ha logrado recrear la experiencia la esclavitud?No creo que haya sido capaz de reflejar la verdadera crudeza del sistema esclavista. Una persona normal, como yo, no es capaz de imaginar lo que supuso que millones de personas fueran explotadas y tratadas como animales, que fallecieran por exceso de trabajo.

Es su primera novela con una línea argumental situada en el presente...
Efectivamente, juego con dos protagonistas, una en la Cuba del siglo XIX y una descenciendente, una joven universitaria de Madrid normal y corriente.

Que también te sirve para denunciar el racismo actual, ¿no está tan lejos?
Hombre sí, estamos lejos. Teóricamente hoy nadie admite la esclavitud, el racismo y la xenofobia. Pero sí existen estos dos últimos, que últimamente está evolucionando a peor, estamos presenciando el ascenso de movimientos y partidos políticos que se sustentan en el racismo.

Escoge protagonistas femeninas...Realmente, la elección de la mujer como esclava es por mostrar la mayor crueldad de ese sistema y en el caso de la descendiente, fue por trazabilidad, porque es más sencillo seguir un rastro por la línea materna. Cuando la protagonista es robada en África, la trata ya estaba prohibida por Reino Unido, que pagó a España para que se uniera y vigilaba los mares. Esta situación supuso que los nuevos esclavos fueran de contrabando y aumentaran los precios. Y que se usuran barcos de menos capacidad y se llevaran más niños y mujeres, por un tema de capacidad. Así que en Cuba y en otros sitios, llegaron a la conclusión de que salía mejor dejar parir a las esclavas y que poner a sus hijos, incluso los criollos, a trabajar. Las esclavas trabajaban igual que los hombres, pero además era obligada a parir. Ellas luchaban con el aborto y el suicidio. Ellas sufrían todo lo peor de los varones esclavos, pero multiplicado.

Las esclavas luchaban contra su opresión con su religión, el aborto y el suicidio.

Hay toques esotéricos...No me gusta clasificarlo así, porque la palabra puede cuadrar, pero tiene un punto de prejuicio. Es casi imposible hablar de esclavitud sin hablar de la religión de los esclavos. Era uno de los mayores métodos de oposición a la tiranía de los amos, junto al suicidio y el aborto que antes decía, porque recuperaban sus raíces. No eran bailes de tambores como decían los blancos. Eran verdaderos actos religiosos y espirituales, rituales. Era una religión ancestral y tan respetable como el cristianismo o el judaísmo. Uno puede poner en duda ciertas alienaciones, sus momentos de éxtasis, pero también se puede mirar con la misma reserva los milagros de los santos católicos.

Las grandes fortunas gestionadas con la esclavitud España, recuerdan mucho a las grandes fortunas de la holocausto...La trama actual se centra en el rastreo de las fortunas de los negreros hasta hoy. Hay muchos libros que tratan el camino de esos dineros con nombres y apellidos y están al alcance. No es mi objetivo señalar a sus descenciendtes, que no van a renunciar a sus herencias, aunque plantea un problema ético importante.

Ildefonso Falcones
Ildefonso Falcones
QUIQUE GARCÍA / EFE

Me decía que la escritura de esta novela ha tenido un efecto terapéutico...Sí. No podía estudiar porque pensaba en si me moría y no me daba tiempo a terminar... Gracias a Dios he tenido tiempo para escribir el libro, pero en el proceso de escritura de esta novela he sufrido cuatro intervenciones. Dentro de la desgracia, tengo la fortuna de que esta profesión te permite escribir un día, tachar otro, retomarlo algo después... Si hubiera seguido como abogado, habría tenido que cerrar el despacho y me habría hundido en la miseria.

La palabra de Hacienda no es la de Dios, es una parte interesada, cruel y arbitraria.

Es un exitoso de la novela histórica española, ¿se siente responsabilidad?No quisiera en ningún momento adoptar la posición de los historiadores. Los historiadores son los que tienen que enseñar la historia. Yo soy un novelista de ficción y me gustaría recalcarlo. Mi visión de la Historia es interesada. Yo todo lo que explico es real, pero lo uso porque me interesa para mi trama. Aporto una visión muy parcial de la Historia al lector. Yo me sustento en los historiadores, y además de forma parcial. A partir de ahí, si alguien, a partir de mis novelas, decide que le gustaría conocer algo más de Historia y acude a los historiadores, me sentiría orgulloso.

En los últimos años hemos oído mucho sobre su proceso con Hacienda, lo último fue una sentencia absolutoria, ¿cómo sigue ese asunto?La pelea con Hacienda sigue, pero tengo dos resoluciones de absolución a mi favor. Ha sido una lucha tremenda a lo largo de la cual he perdido a mi hermano y he sufrido lo que he sufrido. Dos jueces me han dado la razón: el término delito que usó Hacienda contra mi hay que tomarlo con reservas. La palabra de Hacienda no es la de Dios, es una parte interesada, cruel y arbitraria.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento