Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Laura Pausini y cómo impedir que se despoje su significado verdadero a los himnos

Estamos muy intensos, pero poco profundos. 
Laura Pausini se niega a cantar 'Bella Ciao' en 'El Hormiguero': "Es una canción política"
Laura Pausini se niega a cantar 'Bella Ciao' en 'El Hormiguero': "Es una canción política"
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Laura Pausini se niega a cantar 'Bella Ciao' en 'El Hormiguero': "Es una canción política"

Los requiebros de guion suelen pactarse previamente con los invitados que acuden a programas de tinte familiar como El Hormiguero. Las grandes estrellas son avisadas de a qué les va a tocar jugar. Así el show en cuestión se asegura de que no haya sorpresas molestas que remuevan al entrevistado y, como consecuencia, esté incómodo el resto de la emisión.

Es un truco de la televisión clásica: mejor ensayar, que desagradar.  La entrevista es fallida si un inesperado momento embarazoso desactiva la tranquilidad necesaria del protagonista del día. El hormiguero consigue ese clima de confianza. Tanto que esta semana ha chocado la naturalidad con la que Laura Pausini decidía que no iba a cantar Bella Ciao. No quería seguir a Pablo Motos, que se había arrancado apasionadamente con este himno social en uno de los retos de Trancas y Barrancas. 

El gesto de Pausini podía haber sido una anécdota, pero se ha transformado en una crisis de imagen de la cantante que, sobre todo, denota cómo se va desequilibrando la balanza de valores. Para ella, el camino fácil hubiera sido cantar Bella ciao. Y viva el espectáculo sin un ápice de sensibilidad. Pero Bella ciao no es un meme, no es un zasca, no es un gag, no es una frivolidad: es un himno antifascista, especialmente crucial para la historia del país de Pausini.

Cuando se desgañitaba en el disfrute de la imprevisibilidad del directo, Motos tal vez no comprendió el trasfondo de Bella ciao. Laura Pausini, sí. Aunque da igual, cantara o no, la cantante ya estaba en un laberinto sin salida. De hecho, ha tenido que dar explicaciones en un comunicado, recalcando que aborrece cualquier movimiento totalitario. Cosa que lleva demostrando en toda su carrera. Pero, por supuesto, los mercaderes de las ideologías han intentado sacar rentabilidad mediática, mientras parecen impedir a la propia Pausini practicar la libertad honesta que ellos mismos defienden y proclaman. Somos así de contradictorios.

El espectáculo de la polémica arrasa con todo y, aturdidos, ni siquiera llegamos a entender que no cantar una canción puede también ser un ejercicio de respeto. El mal uso de Bella ciao en los últimos tiempos le ha ido despojando de su significado verdadero. Se va expoliando todos sus contextos y se va devaluando su fuerza reivindicativa real. Muchos la cantan sin saber lo que están cantando. Y la artista que huye de trivializar con el tema, es incomprendida. El mundo al revés. La demagogia gana: simplifica las palabras que nos han permitido avanzar. Estamos muy intensos, pero poco profundos.

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