La vida de lujo de uno de los mayores magnates y productores de cine de la historia, Harvey Weinstein, es muy distinta ahora que está en prisión tras haber sido condenado por diversos delitos de abusos sexuales. 

El millonario, que cumple 23 años de cárcel por esos delitos, se encuentra ahora en un atolladero, después de que se le hayan picado varias muelas y no pueda hacer nada por salvarlas de las caries. 

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Y es que el servicio médico de la prisión sólo cubre la extracción de las muelas, por lo que las perdería, sin otra posibilidad más que dejar que se pudran. Es por eso que Weinstein ha hecho una solicitud a la jueza de prisiones. 

"Esta situación es una emergencia", le suplicó el exproductor de cine a un juez después de que lo llevaran en silla de ruedas a un tribunal de Los Ángeles el miércoles. "Pagaré por el dentista… será un viaje y solo un viaje", dijo el exmagnate, según publica el New York Post.

El hombre, de 70 años, alegó que sufre dolor "todos los días". "Tengo caries y no puedo comer porque me faltan dientes", se quejaba. 

Dado que la petición implicaría la movilización de agentes de prisiones que le custodiaran durante el traslado a un dentista privado, la jueza ordenó que se hiciera una solicitud por escrito con el fin de estudiarla.