La BBC lo paró todo, y Huw Edwards, con sobriedad, rostro serio y mucha solemnidad, anunció la muerte de la reina Isabel II a los 96 años y tras setenta en el trono. "Hace unos momentos, el Palacio de Buckingham ha confirmado la muerte de la reina Isabel II", pronunció mirando a cámara el presentador, solo unos minutos después de que la cadena pública suspendiera su programación.

Los medios participan ya desde ese momento en la operación con programas especiales y avisos, cancelando la programación prevista. La BBC tampoco podrá emitir programas de comedia. Además, se lanzarán 41 cañonazos en señal de respeto y empezará también el camino hacia la sucesión. El aviso también llega, como unos de los primeros receptores, a las agencias de noticias.

Edwards, durante unos segundos, explicó el procedimiento y comentó, leyendo parte del comunicado de la familia real, que la monarca había fallecido "en paz" y que este jueves iba a permanecer en Balmoral (Escocia) para ser trasladada hacia Londres ya este viernes.

El príncipe Carlos es el heredero de la reina y ya se convierte automáticamente en rey, aunque no coronado, una vez que se ha confirmado el fallecimiento de Isabel II. Y es que esto se rige con la regla del derecho consuetudinario Rex nunquam moritur, es decir, "el rey nunca muere". Reinará con el nombre de Carlos III, aunque no tenía la obligación de asumir su nombre de pila. El segundo en la línea sucesoria es el príncipe Guillermo, mientras que el hijo mayor de éste, el príncipe Jorge, figura en tercer lugar. El Consejo de Adhesión, ante el que tiene que jurar el cargo de manera privada, solo hace que refrendar este paso, al igual que la ceremonia de coronación. Esta última, de hecho, ni siquiera es obligatoria pues por ejemplo Eduardo VIII reinó sin ser coronado nunca.