Al inicio de la guerra de Ucrania, temimos un ataque nuclear. Ahora, mientras los ucranianos ponen los muertos, Putin utiliza la letal arma energética para convertir a Europa en su rehén. A las puertas del invierno, familias y empresas sufren ya precios insoportables. El cierre del gasoducto Nord Stream golpea a la locomotora alemana y, por eso, a todos los demás. Europa afronta un escenario que no vio venir. Y está obligada a dar una respuesta urgente.
OPINIÓN05.09.2022 - 06:31h
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