Johnson deja un regalo envenenado: Truss y Sunak se disputan el asiento de Downing Street en un momento de máxima urgencia

Rishi Sunak y Liz Truss aspiran a ser nuevo líder conservador y, en consecuencia, nuevo primer ministro del Reino Unido.
Rishi Sunak y Liz Truss aspiran a ser nuevo líder conservador.
Henar de Pedro
Rishi Sunak y Liz Truss aspiran a ser nuevo líder conservador y, en consecuencia, nuevo primer ministro del Reino Unido.

El lunes es una fecha clave para el Reino Unido. Este 5 de septiembre está marcado en rojo en el calendario porque se elige al sustituto o sustituta de Boris Johnson como primer ministro. Dos nombres: Rishi Sunak y Liz Truss. Una favorita, ella. Y un país sumido en el descontrol provocado por el brexit y en una crisis profunda derivada de la invasión rusa de Ucrania. Johnson, por lo tanto, deja un regalo envenenado para quien entre por la puerta de Downing Street. Con la inflación disparada (por encima del 10%), la actividad política parada y los problemas de suministro todavía presentes, el país encara unos meses y años decisivos.

Truss llega al día D con mucha ventaja sobre Sunak. Quienes deciden son los militantes del Partido Conservador, y ahí arrasa la actual ministra de Exteriores. El que fuera ministro de Hacienda, en cambio, es el favorito entre la población en general; pero no es esta la que tiene la última palabra. Entre las filas tories, Truss va con más de veinte puntos de ventaja, un margen más que suficiente para verse ya con pie y medio al frente del Gobierno. Además, llegaría a él con una premisa muy clara: ser una Margaret Thatcher 2.0.

La candidata ha hecho de las bajadas drásticas de impuestos su principal bandera, y con un estilo muy parecido al de la 'dama de hierro' se ha ganado el favor de sus colegas. Solo da continuidad a las líneas que lleva defendiendo en sus doce años como diputada. Es una de las mujeres fuertes de las filas conservadoras y ha pasado por los ejecutivos de Cameron, May y Johnson. Su experiencia parece un grado, pero lo es sobre todo su mensaje en un momento en el que la economía sitúa al Reino Unido con la luz encendida roja. Máxima emergencia en Londres, Truss como más que posible solución.

Si me eligen primera ministra, mantendré los impuestos bajos, la economía creciendo y liberaré el potencial de todo Reino Unido

Es defensora de políticas casi libertarias y aunque empezó su carrera en el partido liberal tardó poco tiempo en pasarse a los conservadores. "Si me eligen primera ministra, mantendré los impuestos bajos, la economía creciendo y liberaré el potencial de todo Reino Unido. Los mejores días de nuestro país aún están por venir", ha expresado en algunas de sus comparecencias y entrevistas. En otra de ellas, además, aseguró que está en contra "de las limosnas estatales". Y es que ese es su planteamiento: más libertades económicas, más mercado y menos Estado.

Truss, con todo, no tiene peajes que pagar a nivel político pese a sus contradicciones. Votó a favor de la permanencia en la UE en 2016, y en cambio se mantuvo como una de las intocables tanto en el equipo de Theresa May como de Boris Johnson. En cambio, no parece que las relaciones con Bruselas vayan a mejorar si llega a primera ministra. Quiere avances, y de no conseguirlos ya ha avisado de que invocaría el artículo 16 del acuerdo: con esto quedaría suspendido el Protocolo de Irlanda y caería uno de los pilares del pacto, por lo que este se rompería del todo.

"No quiero que mis hijas crezcan en un mundo en que necesiten un visado o un permiso para trabajar en Europa", dijo Truss hace solo seis años. Ahora, su sombra parece cernirse sobre una UE que ya valora la opción de aprobar un régimen de sanciones específico para el acuerdo del brexit por lo que pueda pasar en el futuro. La candidata aseguró que la salida de la UE sería una "triple tragedia". Parece que ya no lo ve así. Ese giro, además, se ve como una muestra de lealtad a la deriva tory, como también es fiable para sus acólitos que Truss se mostrase en una segunda fila durante la caída de Johnson, sin unirse a la cascada de dimisiones que le llevaron a renunciar.

Todo lo contrario sucede con el otro candidato: Rishi Sunak. No tiene el favor de los conservadores porque fue él quien dio el primer paso para el efecto dominó que acabó con el todavía primer ministro. Ese es uno de los motivos por lo que los suyos le dan la espalda,  pese a haber defendido los valores probrexit incluso antes de que se convocara el referéndum. Sunak, que siempre ha formado parte de las filas tories, no da la batalla por perdida pese a los sondeos: "Está más apretado de lo que parece", dicen algunos de sus asesores.

¿Más política frente a más técnica?

Sunak ha bajado a la calle para hacer campaña y tratar de recortar la distancia que le separa de Truss, y ha tratado de ser mucho más técnico en las propuestas. Por ejemplo, con los impuestos. Su clave no es cuánto, sino cómo, y ha tratado de poner el foco en la inflación. Salió como ganador en algunos debates, pero no pudo esquivar del todo polémicas como la de su acelerada renuncia o la relativa a la residencia fiscal de su mujer, hija de una de las grandes fortunas de la India.

En lo que sí coindicen ambos candidatos en su defensa de Ucrania frente a Rusia. Truss ha sido la cara de Exteriores durante la guerra, y defiende que el Reino Unido se prepare para un conflicto a mayor escala. Sunak hace hincapié en que él ha capitaneado las duras sanciones contra el régimen de Putin. Londres se ha convertido seguramente en el gran valedor de Kiev, con tres visitas de Johnson a la capital ucraniana desde que comenzó la invasión. Ahora los dos aspirantes quieren recoger ese guante.

Sunak mantiene un perfil más de especialista: es economista, con experiencia en la empresa privada y conoce bien la City. Truss hace gala de su saber político: conoce el Partido Conservador, ha pasado por tres gobiernos y, viendo la ventaja que le dan las encuestas, sabe qué decir para convencer a los suyos. Es muy favorita, pero su nombre no estará en la puerta de Downing Street hasta que se sepa este lunes si los sondeos dicen lo mismo que la realidad. Johnson, con todo, espera relajado; los problemas y los retos ya no son para él.

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