"Necesitamos un nuevo modelo de mercado para la electricidad, que realmente funcione y nos devuelva el equilibrio". La presidenta de la Comisión Europea asumió una realidad que hace no tanto parecía lejana para Bruselas. La invasión rusa de Ucrania ha provocado que a la UE le entren las prisas, bajo una crisis energética sin precedentes. Así, ya se plantea sin vuelta atrás una reforma del mercado energético que será, en palabras de Ursula von der Leyen, una "intervención de emergencia" que, según ella, debería estar completada a principios de 2023.

Pero el giro es tal que en septiembre de 2021 el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ya la propuso con respuesta negativa. "En el ámbito europeo es donde vamos a poder hacer valer nuestro peso específico en las relaciones internacionales de cara a esa autonomía estratégica y dar respuestas más eficaces al precio de la energía", sostuvo hace casi un año, cuando los precios empezaban a dispararse. La Comisión entonces lo definió como inviable.

El Ejecutivo comunitario aseguró, sin que Rusia apretase entonces las tuercas, que la intervención del mercado iba a generar "desequilibrios" fueron los Estados miembros del norte de la UE los que asumieron ese argumento. Son precisamente los que ahora más sufren ante la crisis energética. "Es un problema europeo, por lo que hay que encontrar soluciones europeas", avisó Sánchez entonces, apuntando que los tiempos habían cambiado y que el sistema ya no funciona.

Francia rectifica y se abre ahora a examinar la propuesta de Alemania y España sobre el gasoducto MidCat

Unas palabras que repitió este mismo lunes Von der Leyen. "El aumento vertiginoso de los precios de la electricidad está poniendo de manifiesto, por diferentes motivos, las limitaciones de nuestro actual diseño del mercado eléctrico", dijo la dirigente alemana durante un discurso en Bled. Esa premisa coincide en el tiempo con el impulso que quiere dar el sur a su papel estratégico ante los problemas. España ha encontrado la compañía de Alemania para impulsar el gasoducto MidCat y conectar la península Ibérica con el resto de la UE. Incluso Francia, que se había negado siempre al proyecto, se ha abierto ya a estudiarlo.

Von der Leyen aseguró que el actual sistema fue creado "bajo circunstancias diferentes y con objetivos completamente diferentes" y que ya no se adapta a esos propósitos. En el actual sistema marginalista, la electricidad más barata es la que se primero se suministra, mientras que las más cara, actualmente la generada por el gas, se va añadiendo para completar la demanda y es la que acaba fijando el precio de todas las demás.

El sistema, que tiene efectos positivos como fomentar la inversión en energías renovables, lleva tiempo acumulando críticas, que en los últimos días se han convertido ya en una oposición directa por parte de varios líderes, de diferente signo político, de la Unión Europea. En un primer momento fueron los gobiernos del sur los que formaron ese frente, como se vio en una cumbre celebrada en Roma entre Italia, Grecia, España y Portugal. Otros países como Alemania, Austria, Países Bajos, Bélgica o Dinamarca no recogieron el guante.

La mejor manera de deshacerse de los combustibles fósiles rusos es acelerar nuestra transición a las fuentes de energía verde

El objetivo final no es otro que deshacerse de la dependencia de Rusia. "La mejor manera de deshacerse de los combustibles fósiles rusos es acelerar nuestra transición a las fuentes de energía verde", dijo la presidenta de la Comisión Europea, quien pidió invertir en esas energías. Al respecto, recordó que el programa RePowerEU dedicará 300.000 millones de euros a acelerar esa transición verde. Von der Leyen aseguró que la era de la dependencia de los combustibles fósiles rusos "está llegando a su fin". Una vez que lo consiga, la UE, terminó, tendrá mayor influencia en el escenario global.