Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Roberto Leal, el ingenio hasta debajo de un retrete

El abuso del término influencer ha provocado que pierda valor. Un verano más, las redes se han llenado de idílicas fotos en playas, piscinas y barcos. Miles de fotos y, paradójicamente, casi todas suelen reproducir mismos patrones.

Roberto Leal, en 'Pasapalabra'.
Roberto Leal, en 'Pasapalabra'.
20minutos | ATRESMEDIA
Roberto Leal, en 'Pasapalabra'.

Antes, los grandes presentadores se escondían durante las vacaciones con el objetivo de huir de los incómodos paparazzis. Ahora, son los propios presentadores los que comparten sus viajes. Cómo nos han cambiado las redes sociales...

Aunque cuando eres un buen currito de la televisión, la deformación profesional se nota hasta en la elaboración de un vídeo colgado en Instagram. Sólo basta con mirar el perfil de Roberto Leal. Su veraneo no se ha conformado con subir posados para dar envidia (y promocionar un resort al otro lado del océano) y también ha creado alguna que otra pequeña historia con la que se fija más en el detalle curioso que en el plano general. Ahí se construye el carisma del buen comunicador, el que no se acomoda, sale del lugar común y encuentra el matiz que distingue a cada situación.

Tanta curiosidad, que Leal ha terminado hasta grabando vídeos desde el retrete. Eso sí, un retrete con una ventana en el suelo para disfrutar del mar en momentos de alta concentración. Claraboya que, además, es perfecta para travesuras que el presentador de Pasapalabra ha perpetrado, inmortalizado y compartido para carcajada de sus followers.

Roberto Leal debajo del baño de un resort con retrete con vistas
Roberto Leal debajo del baño de un resort con retrete con vistas
Instagram

Al final, todos los medios son igual de útiles para contar historias. Y las redes sociales no son menos válidas que la tele tradicional como arma creativa. Operación Triunfo 2017 entendió ese potencial. El talent show fue un fenómeno porque incorporó desde las redes a un público que ya no se engancha al show de la televisión generalista. La ve falsa, cuando las redes transmiten una poderosa cercanía si se saben emplear bien.

Leal propulsó su popularidad en aquel OT irrepetible con la espontaneidad de Amaia, Aitana, Alfred, Agoney y compañía. El presentador, curtido años y años como reportero, estaba transformándose en un influencer real que, al final, ha creado una comunidad fiel que no le falla. Porque habla como el propio público. Sin aspavientos. Sin aparentar ser nada que no es. Su verdad traspasa todo tipo de pantallas, grandes y pequeñas, de Antena 3 o del móvil. Esa honestidad propicia que sus redes sociales sean una plataforma jugosa para los anunciantes. Es influyente, porque no parece influencer.

El abuso del término influencer en los últimos años ha provocado que pierda valor. Si algún día lo tuvo. Un verano más, las redes sociales se han llenado de fotos idílicas en playas, piscinas y barcos. Miles de fotos y, paradójicamente, casi todas suelen reproducir los mismos patrones. La originalidad no va unida a la exaltación de la felicidad en Instagram, TikTok y sucedáneos. A veces, muchas veces, estas aplicaciones hasta castigan lo diferente. Aquello que se sale de los patrones preestablecidos necesita más tiempo para lograr likes y los algoritmos están diseñados para no tener paciencia. El éxito viral se cocina a fuego rápido. De hecho, suele desvanecerse del recuerdo tan rápido como creció. Roberto Leal posa, posturea, baila la canción que mandan los cánones tiktokeros del momento o hasta recuerda con salero que "ti" nunca lleva tilde... pero no es un instagramer al uso, es un hijo de la tele clásica: la que nos enseñó que la telegenia no es saber posar, es saber mirar.

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