Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Taiwan, un explosivo Mundial

Tres aviones militares Mirage 2000-5 despegan de la base de Hsinchu, Taiwan.
Tres aviones militares Mirage 2000-5 despegan de la base de Hsinchu, Taiwan.
RITCHIE B. TONGO
Tres aviones militares Mirage 2000-5 despegan de la base de Hsinchu, Taiwan.

La tensión en torno a la isla de Taiwan, un país independiente en la práctica aunque no reconocido por la ONUy reivindicado por China como parte de su territorio, no amaina. Todavía no se olvidó la crisis provocada por la visita a Taipei, la capital, de la líder norteamericana Nancy Pelosi, que desencadenó una potente amenaza militar de Pekín, y la visita a la isla de una delegación de legisladores del Congreso ha recrudecido la indignación china y ordenado nuevos amenazantes ejercicios militares en torno a su territorio.

Ahora mismo, el Mar de la China en el que se encuentra Taiwan, es un escenario de guerra, aunque por el momento sin consecuencias graves. Las fuerzas armadas taiwanesas, que en contra de lo que se piensa son importantes y bien preparadas y equipadas, cuentan con el respaldo pleno de los Estados Unidos y están respondiendo por su parte con exhibiciones de su capacidad de respuesta ante la invasión que se teme. La preocupación es que China intente imitar la actuación de Rusia contra Ucrania.

La llegada de cohetes chinos a aguas del Japón ha complicado la amenaza de una extensión del conflicto. La impresión general que causa el riesgo de una conflagración de mayores dimensiones aumenta ante la importancia que cobró la industria de Taiwan como primer país productor de semiconductores, tan necesarios en el campo de las nuevas tecnologías, y con la necesidad que tienen tanto los gobiernos de China como de los Estados Unidos de consolidar su supremacía mundial. Tanto Biden como Xi Jinping necesitan reforzar su liderazgo.

Jinping, aunque su posición política es firme, necesita estimular el nacionalismo de las masas ante la caída de la euforia económica que venían disfrutando, mientras Joe Biden precisa robustecer su imagen de estadista, tan depauperada desde el desastroso abandono de Afganistán hace un año y en las las elecciones intermedias que se disputarán en noviembre. En las circunstancias actuales, ninguno de los dos pueden dar muestras de debilidad o fragilidad.

El peligro de que estalle una guerra de grandes proporciones está latente y cada día añade algún elemento diplomático o político que incrementa el riesgo. El último, lo crearon ayer mismo las declaraciones hechas a la prensa en Singapur por el vicealmirante Karl Thomas, jefe de la Séptima Flota en la zona Indo Pacífico, quien afirmó que los Estados Unidos no podrán permanecer impasibles ante las reiteradas amenazas chinas en sus ejercicios en torno a Taiwan.

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